Una ciudad que rejuvenece al paso del tiempo
La construcción de un "malecón" junto a la bahía es una de las obras
que concitan hoy mayor interés en esta ciudad, como parte de los
preparativos para los 500 años de su fundación.
El paseo marítimo, como es llamado también por los especialistas, tuvo
sus primeros pasos con la demolición de antiguas y obsoletas
edificaciones a un costado de la Avenida de la Alameda y la remoción de
pisos en un tramo inicial donde se ubican oficinas y otras dependencias
portuarias y administrativas.
Aunque no se trate exactamente de
un muro, como sugiere la palabra malecón, el símil con el famoso y
extenso dique de la capital cubana ha hecho que muchos le denominen así y
sigan con expectación estos trabajos que, definitivamente,
reconciliarán a la urbe con su lazo marino.
La franja dispondrá
de parques infantiles y otras instalaciones para el recreo, con la
perspectiva de ampliarlos hasta la llamada carretera turística, que
bordea esta parte del litoral e incluye a la fortaleza de San Pedro de
la Roca del Morro, Patrimonio de la Humanidad.
La trascendencia
de estos trabajos para los santiagueros se evidencia en recientes
declaraciones de la Premio Nacional de Ciencias Sociales e Historiadora
de la Ciudad, doctora Olga Portuondo, quien aludió a una mayor afinidad
con las montañas, como refugio, porque del mar venían los peligros.
Portuondo aclaró que, aunque ante esas aguas había que estar vigilantes
por las amenazas que venían desde ellas, fueron también portadoras de
la diversidad y riqueza cultural, con la llegada de inmigrantes de otras
islas del Caribe y procedentes de países europeos.
Por esa
inmensidad azul llegaron a estas tierras los primeros esclavos y desde
ella partieron expediciones para colonizar otros territorios, en una
historia convulsa y épica de casi cinco siglos.
Muy cercana a
estas obras llegará la Avenida, que muchos igualmente y por su cuenta ya
denominan Patria, que enlazará de forma expedita a la Plaza de la
Revolución Antonio Maceo y al cementerio de Santa Ifigenia, Monumento
Nacional, donde reposan los restos de José Martí.
Ambas
construcciones encabezan los aprestos para celebrar el medio milenio y
los 62 años del asalto al Cuartel Moncada, que el 26 de julio de 1953
encabezara Fidel Castro al frente de jóvenes revolucionarios e iniciara
la gesta definitiva por la independencia nacional.
Marta Cabrales Arias (Prensa Latina)
jueves, 15 de enero de 2015
ESTACIÓN EXPERIMENTAL AGROFORESTAL
CIENCIA Y TÉCNICA
PARA EL FUTRO
LUIS SÁNCHEZ DFEL
TORO Fotos: Jorge Luis Guibert
"El futuro de Cuba tiene que ser necesariamente
de hombres de ciencia" Fidel
En la estación experimental agroforestal de Tercer Frente, única de su tipo
en el país, y localizada en ese municipio del Plan Turquino santiaguero, mucho
se hace a favor de la aplicación de la ciencia y el cumplimiento de la misión de proveer de la
base técnica para la construcción sostenible y competitiva de la cadena
productiva del café, cacao y otras producciones agrícolas en el ámbito nacional.
Con favorables resultados llega a este 15 de enero, Día de Ciencia cubana,
esa instalación, fundada en 1979 como Estación Central de Investigación de Café
y Cacao, que por estos tiempos garantizar la asistencia técnica, la oferta continuada de los conocimientos,
productos, servicios científico-técnicos, así como también soluciones
tecnológicas a los productores, el sector agroindustrial, personal técnico y
extensionistas.
Felipe Martínez Suárez, director del centro, destaca que entre los Servicios Científicos Técnicos, sobresalen la
producción de semillas híbridas de cacao procedentes del Banco de Tercer
Frente, que cubre las demandas empresariales de la región oriental y central
del país, permitiendo plantar más de 144 ha con este tipo de material.
De igual manera, la producción y comercialización de injertos
hipocotiledonal de Coffea arábica sobre patrón de Coffea
canephora. Esta tecnología ahorra unos 10 mil pesos por hectárea. En el
país existen más de 150 ha de café, plantadas con estos materiales. Se trabaja
en la creación y generalización de esta tecnología en 11 de las mayores
empresas productoras de café del país, con el propósito de que para el 2015 las
áreas a sembrar con la especie arábica, contengan posturas con esta tecnología
en un mayor porciento
En esa instalación científica se labora en la
estrategia de producción de semillas para el país; que incluye la definición de
los bancos de semillas, la política varietal por macizo y el precio de éstas
según la categoría.
En ese sentido
despuntan las Semillas de Canavalia como
abono verde, una tecnología que ahorra unos $ 670,00 por hectárea y la producción
de semillas para establecer bancos en empresas de las provincias Santiago de
Cuba, Granma y Guantánamo, lo cual sustituye el déficit de materia orgánica en
las zonas montañosas durante la siembra de café
En la actualidad sobresale, además, la producción de
semillas híbridas de cacao, que cubre las demandas empresariales de la región
oriental y central del país, permitiendo plantar más de 144 hectáreas (ha) con
ese tipo de material.
El centro comercializa también esquejes de café Robusta
selecto (granos grandes y plantas fenotípicamente uniformes con producción
superior a una tonelada por hectárea), mientras se perfecciona
la tecnología de cría y reproducción de 200 000 larvas de Galleria
mellonella, que generan 62 mil millones de nematodos entomopatógenos, muy
eficientes en el combate de la Broca del café. Esta opción beneficia a la
eliminación de otras plagas comunes presentes en organopónicos y huertos
intensivos.
La diversificación
de las investigaciones se expanden al fomento del cultivo de la fresa, que con
semillas provenientes de Ceballos y Tope de Collantes germinaron en la estación
y se diseminan ahora en áreas de La Tabla y los municipios de San Luis,
Songo-La Maya y Mella.
En este sitio
también se fomentan como prueba 13
clones de ñame, procedentes del INIVIT; otros 10 de malanga, dos de calabaza y
uno de pepino, así como se revitaliza la producción de cestas comestibles, la producción de posturas
de maracuyá y guayaba enana rosada,
entre otras, no obstante a las afectaciones en un primer ciclo como consecuencia de una intensa
sequía.
Hay buenos
resultados en cuanto a la propagación de las semillas de ajonjolí y la fresa, afirma
Felipe Martínez Suárez, a partir de las coordinaciones realizadas con los
municipios, las empresas de la agricultura y las direcciones de Educación para
establecer parcelas demostrativas en círculos infantiles, escuelas especiales y seminternados para ir creando en ese
sentido una cultura en la población.
Esta Estación del
Plan Turquino crece y se multiplica, a favor de la economía nacional y la
satisfacción de la alimentación de la población. Su colectivo de ciencia y
conciencia conoce de la trascendencia de sus investigaciones y afirman la
disposición de estar siempre garantizando el desarrollo del país.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Cubano el primer ferrocarril caribeño
*Inaugurado en
1837, antecedió en más de una década al camino de hierro español...
Escrito por Alexis Schlachter Antolín
Domingo 19 de noviembre de 1837.- Día
histórico. Cuba se convierte desde este amanecer en la sexta nación del mundo y
la primera de Iberoamérica y el Caribe - antes que España incluso- en contar
con un camino de hierro para dar paso a uno de los inventos que mercarán la
economía mundial del siglo XIX: la locomotora.
Cumpleaños de Su Majestad la Reina Isabel
II de España. A pesar de la pertinaz lluvia tropical que cae desde la madrugada
y la temperatura inusualmente fría para Cuba, una ansiosa multitud se
arremolina hacia el centro de La Habana, capital del país antillano, más
exactamente en la Parada Garcini, para presenciar la salida de la primera
locomotora que arrastrará un coche con 70 aturdidos pasajeros, quienes han
pagado veinte reales por el inusual viaje y, detrás, un solitario vagón de
mercancías. El tramo de vía es de unos 27 km. hasta el pueblo llamado Bejucal.
Cuba inaugura su ferrocarril el mismo año
que Francia.
Antes, lo han hecho,
en orden sucesivo, Gran Bretaña (27 de septiembre de 1825), Francia y Austria
(1828), Estados Unidos de América (1830) y Alemania (1835).
Ocho locomotoras de
factura inglesa aguardan para ser utilizadas en la futura ampliación de las
vías ferroviarias de esta nación antillana. Sus nombres son: Cubana, Habana,
Comisión, Villanueva, Herrera, Escobedo, Colón y Cervantes.
Así,
posiblemente, narraron los cronistas de la época el comienzo de una nueva era
en las comunicaciones dentro de Cuba. Hoy, en el tercer milenio de la
humanidad, no pocas personas en Iberoamérica se asombran al comprobar que la
colonia caribeña de España se adelantó a la metrópoli en once años (línea de
Mataró a Barcelona, sólo a partir del 1848) y muchos se preguntan las razones
para semejante hecho aparentemente contradictorio.
El
historiador Oscar Zanetti plantea al respecto: “Con el fin de entender la
necesidad histórico - económica para que en Cuba surgiera el primer camino de
hierro iberoamericano y caribeño -con el consentimiento e impulso de la corona
española - hay que buscar antecedentes en el momento en el cual este
archipiélago antillano avanza impetuosamente hasta convertirse en la azucarera
del mundo.
La convulsa independencia de las trece colonias inglesas y la Revolución de
Haití posibilitaron que Cuba se convirtiera muy rápidamente en la principal
proveedora de azúcar de los mercados europeos y del norteamericano; esto, por
supuesto, beneficiaba las arcas de España.
Pero
en 1826 aparecieron en Francia las primeras grandes industrias productoras de
azúcar de remolacha, mucho más barato este último que el tradicional dulce
extraído de la caña en el archipiélago caribeño; en consecuencia, la
competencia francesa hizo mella en la economía cubana.
¿Cómo
abaratar la producción azucarera? Fue divisa de vida o muerte para los
hacendados cubanos reunidos en la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
Hubo intentos, pero éstos fracasaron hasta que se llegó a la conclusión de que
la solución estaría en la introducción del ferrocarril para abaratar costos de
transportación, particularmente desde plantaciones lejanas de las costas.
España
necesitaba ese medio de transporte con mayor urgencia en Cuba que en el propio
reino y, por tal motivo, no hubo dudas ni lamentaciones porque el primer camino
de hierro de Iberoamérica naciera en tierras de su última colonia en América”.
CONTRATIEMPOS
En
abril de 1835 llegaron a La Habana los ingenieros estadounidenses Alfred
Krugery y Benjamín H. Wright para comenzar la construcción de la primera
línea férrea, luego de su aprobación por las autoridades nucleadas en la
llamada Junta de Fomento que supervisaría oficialmente la obra.
Se
iniciaron los trabajos pero, apenas comenzados, tuvieron que detenerse por un
año debido a una orden del gobernador don Miguel Tacón hasta tanto no se
variase el trazado del recorrido. Argumentaban los militares que la vía pasaba
demasiado cerca de una importante fortaleza habanera conocida por el nombre de
Castillo del Príncipe.
No
quedó más remedio que obedecer y, finalmente, la Junta de Fomento varió el
rumbo del ferrocarril aunque esto encareció la obra respecto a los estimados
iniciales.
A la postre, y como consecuencia, dos meses
antes de concluir el tramo La Habana – Bejucal, se acabaron los fondos.
Fue necesario entonces un nuevo préstamo del banquero británico Alexander
Robertson quien accedió a cambio de elevar las tasas de interés.
A
mediados de 1837 comenzaron a desarrollarse aceleradamente los trabajos en las
terminales ferrocarrileras, los almacenes y los talleres: fueron contratados
maquinistas y operarios británicos así como vigilantes de tramos,
guardalmacenes y otros.
Finalmente, y pese a los citados contratiempos,
todo quedó terminado en tiempo.
UNA LUCHA ENTRE
INTERESES CONTRAPUESTOS
La
terminación del tramo ferrocarrilero entre la capital cubana y el pequeño
pueblo de Bejucal, en las afueras a 29 km, evidenció una sorda lucha de
intereses económicos contrapuestos: los de Gran Bretaña y aquellos del naciente
poderío de Estados Unidos de América.
La
rivalidad se reflejó en los hechos siguientes:
- Las negociaciones iniciales con las
autoridades españolas incluyeron ocho locomotoras inglesas a las cuales se
calificó posteriormente como inservibles por parte del ingeniero de EUA,
Krugery. El gobierno de Su Majestad británica, por su parte, calificó el asunto
de sabotaje.
- Con el capital inglés, los dos ingenieros de
EUA, al frente de la obra, adquirieron locomotoras Baldwin fabricadas,
precisamente, en la patria de Lincoln
- A pesar de todo, los intereses londinenses
lograron mantener el control de las líneas férreas en el occidente de Cuba. Su
continuidad en el sector durante décadas se debió a la relación con los
hacendados cubanos, la deuda bancaria de España con el Reino británico así como
el suministro de insumos y maquinarias azucareras facturadas en Gran Bretaña.
El
primer ferrocarril iberoamericano y caribeño enfrentó a dos potencias.
LOS ANTECESORES
La
primera locomotora fue construída en el Reino Unido de la Gran Bretaña e
Irlanda del Norte allá por el lejano año de 1804, obra del ingeniero inglés
Richard Trevithick.. Tras el éxito inicial fueron construídos diferentes
modelos de ferrocarril, sobre todo para uso en minería, pero con éxito más bien
moderado.
No fue
sino hasta 1829 cuando apareció en Gran Bretaña una locomotora capaz de
transportar pasajeros y, al mismo tiempo, carga. En aquel año, el Rocket
(Cohete), diseñado por el ingeniero George Stephenson ganó un concurso
patrocinado por la compañía Liverpool and Manchester Railway.
La
nueva máquina fue capaz de arrastrar una carga tres veces su propio peso a 20
km por hora y transportar un vagón lleno de pasajeros a 39 km por hora.
Paralelamente, en la otra orilla del Océano
Atlántico, fue probada en Honesdale, estado norteamericano de Pennsylvania, la
primera locomotora que funcionó en el hemisferio occidental: la
Stourbridge Lion.
Era de fabricación inglesa pero apenas un
año más tarde comenzaron a construirse en los propios Estados Unidos de
América; ocho de tales máquinas fueron, precisamente, las utilizadas más tarde
en los primeros tramos ferroviarios de Cuba.
126 ANIVERSARIO DE SU NATALICIO
José Raúl Capablanca Graupera.
*La Federación Internacional de Ajedrez
conocida con las siglas FIDE estableció el 19 de noviembre
como día mundial del ajedrecista como homenaje al campeón mundial cubano.
El Gran Maestro
cubano, gloria del deporte cubano. Campeón Mundial
de ajedrez
de 1921
a 1927.
Se le conoció como la "La máquina de jugar ajedrez". En su carrera
acumuló un total de 302 victorias, 246 tablas y 35 derrotas, ha sido el único
campeón mundial que ha tenido Cuba y su trayectoria fue reconocida por la Federación Internacional de Ajedrez
(FIDE).
Nace el 19 de
noviembre de 1888 en la instalación militar del Castillo del Príncipe, en La Habana,
hijo del comandante del ejército español José María Capablanca, de buena
educación, culto y aficionado al ajedrez, y de Doña María Graupera. La Habana
era entonces, junto con Nueva York y Nueva Orleans,
el mayor centro ajedrecístico de América.
Desde
temprana edad demostró su talento para el ajedrez, que aprendió mirando jugar
al padre, al cual derrotó en 1892, a la edad de cuatro años, noticia que se difundió por el
mundo, siendo catalogado como el segundo niño prodigio, pues el primero había
sido el norteamericano Paul Charles Morphy, el cual murió cuatro años
antes del nacimiento de Capablanca.
La partida
más antigua que se conserva de José Raúl data de la edad de cinco años y fue
jugada en el Club de Ajedrez de La
Habana el 17 de septiembre de 1893 frente a Ramón Iglesias, quien
ofreció al joven la dama de ventaja. Contando siete años le ganó una partida
con igual hándicap al francés Tabernhaus, el cual estaba de visita en La
Habana, quien años más tarde, cuando ya José Raúl gozaba de fama universal,
aseguraba que era el único maestro que se había atrevido a darle la dama de
ventaja a Capablanca.
En 1900 ya se distinguía en
el escenario ajedrecístico cubano. A los trece años derrota al Maestro Juan Corzo y Príncipe y gana el título de
Campeón de Cuba. El match transcurrió de la siguiente forma:
Campeonato de Cuba - La Habana, 1901
|
||||||||||||||
Nombre
|
1
|
2
|
3
|
4
|
5
|
6
|
7
|
8
|
9
|
10
|
11
|
12
|
13
|
Total
|
J. Capablanca
|
0
|
0
|
=
|
1
|
=
|
=
|
=
|
1
|
1
|
=
|
1
|
=
|
0
|
7
|
J. Corzo
|
1
|
1
|
=
|
0
|
=
|
=
|
=
|
0
|
0
|
=
|
0
|
=
|
1
|
6
|
En 1902 participó en el
primer Campeonato nacional cubano de ajedrez, clasificándose en cuarta
posición. A partir de entonces tomó parte en diversas competiciones, que le
llevaron a recorrer Europa y Estados
Unidos. A los 23 años ya era Campeón Panamericano.
Concluye el
bachillerato en el Instituto de Matanzas. Su familia no disponía de recursos
económicos para sufragar sus estudios universitarios y permitirle estudiar en
el extranjero, por sus buenos resultados académicos Ramón San Pelayo se dispuso
a financiar su formación.
En el verano
de 1904
fue enviado a Nueva York para estudiar inglés,
cursó estudios secundarios en la Woodycliff
School de New Jersey, donde se preparó para entrar en la Universidad de Columbia, donde ingresa en 1906 en la carrera de Ingeniería Química. Sin embargo,
permanentemente distraído por su pasión en el juego ciencia, sólo cursó los dos
primeros años.
Primeros torneos
Durante su
estancia en Estados Unidos comenzó a visitar el Manhattan Chess Club, en 1905 participó en un
fuerte torneo donde tuvo la oportunidad de enfrentar por primera vez al gran Lasker,
Campeón Mundial al cual logró derrotar. A fines de 1908 y comienzos de 1909 recorrió los Estados
Unidos.
En 1909 jugó
con el gran maestro Frank J. Marshall, a quien ganó 8 partidas, entabló 14 y
perdió solo una. Consiguió el tercer premio compartido con Oscar Chajes en el
campeonato estadounidense de 1911, detrás de Frank Marshall. Allí mismo ganó el Premio a la
brillantez y el título de maestro. También en este mismo año participó en el
gran Torneo de San Sebastián, perdiendo solamente una partida contra Rubinstein. Allí ocupó el primer puesto,
superando al propio Rubinstein, Nimzowitch,
Spielmann, Marshall, Janovski,
Schelechter,
Vidmar,
Tarrasch y Berstein,
que eran considerados entonces los mejores jugadores de la época.
Compartió el
último puesto en Carlsbad en 1911. Obtuvo el tercer
lugar en el Torneo de Nueva York 1913, al derrotar a David Janovski y a Oscar Chajes; y empatar
contra Frank Marshall.
Regreso a Cuba
Regresó a
Cuba en 1912,
publicando una revista de ajedrez en la Habana, y el 19 de febrero
aceptó una invitación de la sección de ajedrez del Círculo de
Artesanos de Cárdenas, y durante su estancia en la urbe participó en
una simultánea desarrollada en su honor en los salones del gremio, enfrentando
a 23 contendientes.
En 1912
también visitó Buenos Aires y Montevideo;
y a partir de 1913
desplegó una gran actividad ajedrecística en torneos internacionales. En el Torneo de
Ajedrez La Habana 1913 se produjo un confuso episodio en el que
Capablanca denunció una supuesta maniobra fraudulenta para beneficiar a
Marshall, en la cual Charles Jaffé había estado
involucrado. El cubano afirmó a la prensa que no volvería a jugar en las
competencias que Jaffé participara. En septiembre de ese mismo año consiguió un
trabajo en el Ministerio de
Relaciones Exteriores de Cuba.
En 1914
Capablanca jugó el torneo de San
Petersburgo. Este torneo se recuerda como un fracaso para
Capablanca, porque perdió la partida decisiva contra Lasker, pero quedó
segundo. En la cena de clausura se reiniciaron las negociaciones para disputar
el título mundial, pero comenzó la Primera Guerra Mundial. Finalizada la
guerra comienza la etapa más espectacular de Capablanca.
En 1915 compartió el primer
lugar en el campeonato del estado de Nueva York. Su carrera cuenta además con
victorias sobre Jacques Mieses, Enmanuel Lasker y otros grandes
ajedrecistas de su tiempo. Capablanca entre 1918 y 1922 ganó casi todas las
partidas y torneos en los que participó. En 1919 Capablanca ganó el
torneo de Hastings con 10 victorias, unas tablas y sin derrotas. Incluso
algunos críticos lo catalogaron como la casi completa ausencia de errores y de
falsas interpretaciones de la posición. Por esa época es que fue igualmente
calificado como la Máquina de jugar ajedrez.
En 1921 contrajo matrimonio
en la capital cubana con Gloria Beautucourt. Divorciado de este primer matrimonio
en 1925
se casa con una princesa rusa. En ese año tambien participó como actor en la
película Chess Fever.
Capablanca
recorrió Europa
acumulando éxitos. En Viena retó al Dr. Lasker para disputarle el campeonato del
mundo, pero este le impuso condiciones inaceptables. La Primera Guerra Mundial paralizó la
actividad ajedrecística en Europa, pero terminada la contienda ganó el
tradicional Torneo de Hastings, Inglaterra,
en 1919.
El año 1921
publicó la obra Fundamentos del Ajedrez, en el que incluye seis de la
diez partidas oficiales que había perdido hasta el momento, y expresó
"Se aprende más en los juegos que se pierden que
en las partidas que se ganan."
Campeón del mundo
En el año
1921 se celebra en La Habana el Campeonato Mundial de Ajedrez donde se enfrentaron
el alemán Enmanuel Lasker (campeón defensor) y José Raúl Capablanca. El
encuentro comenzó en marzo y terminó en mayo: cuatro victorias, diez tablas y
sin derrotas. Lasker abandonó en encuentro, pactado a 24 partidas, cuando aún
quedaban 10 partidas para que terminase.
Durante su
reinado como campeón mundial de ajedrez (1921 y 1927) Capablanca no
defendió el título nunca, y jugó muy pocos torneos: Londres 1922, Nueva York
1924 (que ganó Lasker y Capablanca perdió su racha de imbatibilidad ante Reti),
Moscú 1925 (en que el se hubo de conformar con la tercera plaza), Lake Hopatcong 1926 y
Nueva York 1927, en el que ganó a Alekhine. Capablanca se consideraba
invencible, particularmente ante Alekhine, contra el que nunca había perdido en
sus doce encuentros anteriores al campeonato mundial.
En 1922 Capablanca había
puesto las condiciones que debía satisfacer un aspirante al título mundial, que
se conocen como el «Protocolo de Londres». El encuentro por el
Campeonato Mundial se jugaría a seis victorias, y las tablas no contarían. Se
jugarían cinco horas diarias y seis días a la semana. Se tendrían que hacer
cuarenta jugadas en dos horas y media. Los jueces y árbitros serían elegidos
por los contendientes.
El campeón
del mundo estaba obligado a defender el título en el plazo de un año desde que
fuera retado. No estaría obligado a poner el título en juego si no hubiera una
bolsa de diez mil dólares, a parte de viajes y estancias. Se habría de entregar
el veinte por ciento al campeón y el resto sería de premios, el 60% para el
ganador y el 40% para el perdedor. Una vez aceptado el desafío el aspirante
debía poner una fianza de 500 dólares. A pesar de estas normas tan claras no
puso nunca el título en juego.
Pierde el
titulo de campeón mundial en 1927, cuando pierde ante el ruso-francés Alexander Alekhine, el resultado cerró con seis
partidas ganadas por Alekhine, tres por Capablanca y 25 tablas. Su vencedor
dijo que le daría la revancha en menos de dos años, pero esto resultó
incumplido, pues nunca aceptó volver a jugar con él.
Entre 1927 y 1936 jugó 14 torneos de
los que ganó siete y quedó segundo en cinco, pero ya no era un mito. En 1928 comenzó a tener
problemas de salud (hipertensión) y a decaer físicamente. Vivía entre Cuba y
Nueva York. Cuando todo el mundo le consideraba acabado volvió a surgir con su
genio más espectacular.
Últimos torneos
En el torneo
de Moscú
de 1936 jugaban toda una generación de nuevos ajedrecistas; los Botvínnik,
Flohr, Kan, Lílienthal, Eliskases, entre otros. Lasker y Capablanca fueron
invitados para dar lustre al encuentro, pero nadie confiaba en sus posibilidades.
Capablanca ganó ese torneo de forma brillante, con ocho victorias, diez tablas
y sin derrotas. Además, ganó a Lasker y a Botvínnik. Ese mismo año jugó el
torneo de Nottingham,
y lo ganó por delante de Euwe (a la sazón campeón mundial), Lasker, Aliojin (al
que ganó su partida), Sammy, Reshevsky, Vídmar, Tartákover, y empatado con
Botvínnik. Ganó siete partidas, empató seis y sólo perdió contra Flohr.
La última
comparecencia oficial de Capablanca fue en las Olimpiadas de Ajedrez de la FIDE, celebradas en Buenos Aires
en 1939,
donde ocupó el primer lugar del tablero del equipo Cuba, integrado además por
los ajedrecistas Francisco Planas, Alberto López, Rafael Blanco, Miguel Alemán y María Teresa Mora, la cual años más tardes
pasa a ser la primera maestra internacional cubana. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial la actividad
ajedrecística se redujo, y ya no volvió a jugar ningún torneo.
Capablanca participó en veintinueve torneos de gran
nivel, de los cuales ganó quince y en otros nueve terminó segundo. En total,
sumó 318 victorias, 249 empates y 34 derrotas. Por estos resultados fue
elogiado por el yugoslavo Gligoric cuando expresó públicamente:
"Capablanca sabe, los demás ensayamos."
Enfermedad y muerte
Capablanca
tuvo una vida relativamente breve y su final fue junto a un tablero de ajedrez.
Solía visitar todas las noches el Club de Ajedrez de Manhattan situado justo
frente al Central Park de Nueva York, a eso de las nueve
de la noche del día 7 de marzo estaba observando la partida que
jugaban dos aficionados. Al parecer estaba de buen humor, bromeaba con todo el
mundo y comentaba la partida que estaba viendo, de repente se levantó y dijo:
"Ayúdenme a quitar el abrigo..."
Y cayó sobre
los brazos de las personas que allí se encontraban. Fue trasladado rápidamente
al Hospital Mount Sinaí, en Estado de
coma, del cual no pudo sobreponerse, a causa de una Hemorragia cerebral, consecuencia de los graves
desarreglos de Hipertensión arterial que había padecido
durante mucho tiempo. Murió a los 53 años de edad, el 8 de marzo
de 1942
a las 5:30 de la mañana.
Los restos
fueron trasladado a La Habana y sepultado con grandes honores (coronel
fallecido en combate) en la Necrópolis de Colón, como él había solicitado,
donde se levantó un majestuoso Rey de mármol,
realizado por el escultor Florencio Gelabert.
El General Fulgencio Batista, presidente de Cuba, se hizo
personalmente cargo de los trámites funerarios. En 1951, Cuba editó una
estampilla de 25 centavos con su retrato, la primera con la figura de un maestro
de ajedrez.
Capablanca
predijo que el ajedrez tendría dificultades mayores si continuaba la tendencia
de que los jugadores de élite terminaran las partidas en tablas; con vistas de
evirtarlo propuso una variación del esquema de juego, a la cual se le asignó el
nombre de "Ajedrez de Capablanca",
a desarrollarse en un tablero de 8x10. Estaba basada en que el mayor número de
piezas y las dimensiones extendidas de la grilla permitirían al jugador más
efectivo expresar claramente la superioridad técnica, debido a la complejidad y
los grados de libertad adicionales.
Debe
aclarase que el gran maestro propuso esta variación complicada mientras era
campeón mundial y no después de perder el título, como algunas fuentes han
planteado incorrectamente.
En 1962, para homenajearlo se comenzó a celebrar anualmente en
Cuba el clásico Torneo Internacional Capablanca In Memoriam,
donde se han dado cita campeones mundiales y los principales Grandes
maestros, siendo además la cuna del desarrollo del ajedrez
latinoamericano, en el que han alcanzado normas internacionales ajedrecistas de
todo el mundo.
La Federación Internacional de Ajedrez
conocida con las siglas FIDE estableció el 19 de noviembre
como día mundial del ajedrecista como homenaje al campeón mundial cubano.
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