El pasado 14 de junio, el Mayor General Antonio Maceo Grajales, cumpliría
169 años de su natalicio. Un momento oportuno para rendir un merecido homenaje
a su vida, patriotismo y amor por la libertad de Cuba.
Vida y epopeya de Antonio
Maceo
Al igual que en campo de batalla, el héroe
militar cubano Antonio Maceo alcanzó también desde joven protagonismo como
conductor político de la nación cubana hacia la independencia absoluta...
El primogénito de los Maceo Grajales,
Antonio de la Caridad vino al mundo el 14 de junio de 1845.
Como guerrero incansable, se calcula que
intervino en más de 600 acciones combativas, entre las que se cuentan alrededor
de 200 combates de gran significado.
Al igual que en campo de batalla, el héroe
militar cubano Antonio Maceo alcanzó también desde joven protagonismo como
conductor político de la nación cubana hacia la independencia absoluta de
España y Estados Unidos, fiel a su código de honor y patriotismo. De origen
campesino, mestizo y autodidacta, este prócer, nacido a mediados del siglo XIX,
inscribe su nombre entre los guerreros excepcionales del mundo en una epopeya
que marcó su cuerpo con 27 heridas -de bala y arma blanca-, 21 de ellas en la
primera guerra independentista.
Arriesgó su vida en más de 600 acciones
combativas, de ellas unos 200 combates y batallas importantes, y atentados
urdidos por el colonialismo español.
Entre sus grandes proezas estuvo la Campaña
de la Invasión a Occidente (22 de octubre de 1895-22 de enero de 1896), que
llevó la guerra desde el oriente del país a Mantua, Pinar del Río, en la parte
occidental, uno de los objetivos sin alcanzar en las contiendas anteriores.
Maceo, lugarteniente general, y el general
en jefe Máximo Gómez burlaron en el primer año de la Guerra del 95 a 182 mil
soldados españoles -25 mil destacados tras el rastro de los invasores-, que
mandaban 42 generales.
Sus padres Marcos y Mariana, pardos libres y
pequeños propietarios agrarios, ya participaban en las labores conspirativas y
se incorporaron en 1868 a la causa independentista con toda la familia.
El primogénito de los Maceo Grajales,
Antonio de la Caridad vino al mundo el 14 de junio de 1845, en Santiago de
Cuba, y sufrió de las discriminaciones frecuentes contra su clase en una
sociedad esclavista colonial.
Combatió en dos sangrientas guerras contra
fuerzas superiores del Ejército Español, la de los Diez Años (1868-1878) y la
de Independencia de 1895 hasta su heroica muerte en combate, el 7 de diciembre de
1896, a la edad de 51 años.
Casi sin tregua, durante el periodo entre
guerras, tomó parte en planes conspirativos para reanudar la lucha y sirvió
como general de división en el ejército hondureño (1881).
En Honduras fue también juez suplente del
Tribunal Supremo de Guerra y comandante militar en Omoa y Puerto Cortés.
HAZAÑAS DEL HEROE Y DE LA FAMILIA HEROICA
Dos días después de estallar la Revolución de
1868, Antonio Maceo secunda el alzamiento con sus hermanos José y Justo, a la
edad de 23 años; solo contaba con los atributos de buen jinete y diestro en el
machete de defensa personal.
Al conocerse del pronunciamiento
independentista de Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de ese año, la
madre de los Maceo reunió a su numerosa familia -hijos del primer matrimonio
Regueyferos Grajales y del segundo Maceo Grajales- y a todos hizo jurar:
libertar la patria o morir por ella.
Los primeros en morir fueron el capitán
abanderado Justo Regueyferos Grajales (1843-1868), fusilado tras caer
prisionero, y el tronco familiar, Marcos Maceo, gravemente herido en combate el
14 de mayo de 1869 y fallecido en un hospital de montaña.
José Marcelino (1849-1896), quien peleó en
las tres guerras independentistas y estuvo preso en las cárceles españolas, y
Antonio Maceo Grajales (1845-1896), llegaron a mayores generales y ambos
murieron en combate.
Antonio Maceo ascendió a fuerza de
inteligencia natural y coraje, grado a grado, mientras otros comenzaron siendo
generales como caudillos de la conspiración independentista.
Disciplinado y atacador, fue nombrado
sargento en el primer combate en Ti Arriba (la noche de su alzamiento),
teniente, el 20 de octubre y capitán abanderado, el 10 de diciembre del propio
año.
En la defensa de la ciudad de Bayamo es
ascendido a comandante, el 16 de enero de 1869, y 10 días más tarde, a teniente
coronel, en un momento de acciones constantes contra el enemigo más numeroso y
mejor armado.
El joven mambí llega a coronel el 22 de
marzo de 1872, con antigüedad reconocida desde el 30 de octubre de 1871, y a
general de brigada, el 8 de junio de 1873; recibe las estrellas de mayor
general, el 6 de mayo de 1877.
Cumplieron el juramento los hijos de
Mariana; los varones como combatientes y las hembras, enfermeras y auxiliares
del Ejército Libertador, junto a su madre y la esposa de Antonio, María
Cabrales.
Casi niños perecieron en combate Julio
(1854- 1870), subteniente de 16 años, y Miguel (1852- 1874), teniente coronel
de 21 años, destacados ambos en numerosas acciones.
Rafael Maceo Grajales (1850-1882),
brigadier, veterano del 68 y de la Guerra Chiquita, falleció en la prisión
española de Chafarinas, Africa, víctima de pulmonía.
Felipe Regueyferos Grajales (1832-1901),
teniente coronel, veterano del 68 y de la Guerra Chiquita, sufrió prisión en
las cárceles españolas; resultó herido en más de 10 combates cuyas
consecuencias padeció hasta su fallecimiento.
Tomás Maceo Grajales sobrevivió a las tres
guerras independentistas cubanas, incapacitado en campaña en la primera.
ACCIONES POLITICAS
A la edad de 32 años, Antonio Maceo revela
su talla política y moral en la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878, al
rechazar la paz sin independencia y sin abolición de la esclavitud, que ofrecía
España, muertos los patricios de la Revolución de 1868.
En entrevista con el jefe de operaciones del
Ejército Español en Cuba, Maceo y un nutrido grupo de patriotas se opusieron al
llamado Pacto del Zanjón, aceptado por otros combatientes en febrero de ese
año.
Según testigos, ante la insistencia de
Arsenio Martínez Campos, de leerles el texto del Pacto, Maceo exclamó: ¡Guarde
usted ese documento que no queremos saber de él! Es decir -dijo el general
español-, que no nos entendemos. ¡No!, replicó el cubano, no nos entendemos.
En una proclama a los habitantes del
Departamento oriental, el 25 de marzo de ese año, reafirma su convicción en la
política antiesclavista.
Expresa: "Debemos formar una nueva
república asimilada con nuestra hermana la de Santo Domingo y Haití",
"Los grandes espíritus de Washington, La Fayette y Bolívar, libertadores
de los pueblos oprimidos, nos acompañan y están con nosotros".
Su pensamiento se descubre en su abundante
epistolario como en la carta a su amigo Anselmo Valdés, un cubano residente en
Honduras, el 6 de julio de 1884: "La patria soberana y libre es mi único
deseo, no tengo otra aspiración".
"Cuando Cuba sea independiente,
solicitaré al Gobierno que se constituya, permiso para hacer la libertad de
Puerto Rico, pues no me gustaría entregar la espada dejando esclava esa porción
de América", afirma.
El de 14 de julio de 1896, Maceo escribió al
coronel mambí Federico Pérez Carbó: "De España jamás esperé nada, siempre
nos ha despreciado, y sería indigno que se pensase en otra cosa. La libertad se
conquista con el filo del machete, no se pide; mendigar derechos es propio de
cobardes incapaces de ejercitarlos".
"Tampoco espero nada de los (norte)
americanos; todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer sin
su ayuda que contraer deudas de gratitud con un vecino tan
poderoso..."