miércoles, 22 de abril de 2015

CIENFUEGOS:





LA CIUDAD QUE MÁS ME GUSTA A MÍ

El 196 aniversario de la fundación de Cienfuegos, al centro-sur de la isla, fue celebrado por sus pobladores, justo en el décimo año de ostentar su centro histórico la categoría de Patrimonio de la Humanidad, conferida por la UNESCO.

Como marca la tradición un grupo de actores escenificó el acto fundacional en el lugar (actual parque Martí) donde, bajo la sombra de un árbol de majagua, el militar español de origen francés Luis De Clouet ofició la ceremonia inaugural el 22 de abril de 1819.
Las notas del Himno a la ciudad, compuesto en ocasión de las fiestas del Centenario, marcaron la marcialidad de la jornada enmarcada en la Semana de la Cultura de Cienfuegos, 250 kilómetros al sudeste de La Habana.
En acto se anunció la decisión del jurado que anualmente otorga el Premio Jagua, el más importante lauro dedicado a instituciones y creadores de la localidad, que esta vez correspondió a la Universidad de Cienfuegos Carlos Rafael Rodríguez y a Lilian Martín Brito, profesora titular de esa casa de altos estudios.
Completaron los actos oficiales la siembra de un árbol de jagua, especie que aparece en el escudo de la ciudad, y un homenaje al fundador ante el túmulo que guarda sus restos, en el cementerio Tomás Acea (Monumento Nacional).
Para la noche está programado un concierto de trovadores en el centenario teatro Tomás Terry, a cargo de los hermanos Novo, considerados los cronistas musicales de la urbe, conocida en Cuba como la Perla del Sur.

La ocasión será propicia para que el luchador antiterrorista Antonio Guerrero, Héroe de la República de Cuba, reciba La Roseta, máxima distinción que otorga la Dirección de Cultura en la provincia de Cienfuegos. (Tomado de PL)

jueves, 9 de abril de 2015

El 11 de abril de 1895




Aniversario 120 del desembarco de Martí y Gómez por Playitas de Cajobabo

    Pasadas las 10 de la noche de esa fecha desembarcan por Playitas de Cajobabo, en el actual provincia de Guantánamo, las dos figuras más prominentes de la Guerra Necesaria: José Martí, el jefe político, el organizador e inspirador de la nueva clarinada, y Máximo Gómez, el jefe militar supremo, el revolucionario sagaz e inclaudicable, símbolo del internacionalismo y de la modestia.

    Eran cerca de las diez y treinta minutos de la noche, Martí y Gómez arriban a estas costas cubanas bajo un chubasco y una luna roja que asoma bajo una nube. En la cercanía vivía el señor Leyva (alcalde de barrio) junto con sus familiares, entre ellos su hijo Salustiano, quien fue el último guantanamero testigo presencial del arribo de Martí, Gómez y demás expedicionarios.
    Playitas de Cajobabo fue el sitio escogido para que desembarcara la libertad, y nadie: ni la oscura noche, ni el oleaje irascible, ni las rocas habrán de detenerla. Este desembarco constituyó una de las hazañas más importantes del siglo XIX cubano.
      "... Arribamos a una playa de piedras (La playita, al pie de Cajobabo). Me quedo en el bote el último, vaciándolo. Salto. Dicha grande..." De ese modo describe el Apóstol su azaroso desembarco para incorporarse a la gesta que organizó desde el exilio, iniciada el 24 de febrero de ese año, mes y medio antes de que pisara tierra cubana junto a Gómez, Francisco Borrero, Ángel Guerra, César Salas y Marcos del Rosario.
   Los seis expedicionarios habían salido de Montecristi rumbo a Cuba el primero de abril a bordo de la goleta Brothers. Una jornada después llegan a la isla de Gran Inagua, donde descubren al día siguiente que los marineros han desertado, lo que les impide continuar viaje de inmediato.
    El 5 de abril, después de la búsqueda infructuosa de una nueva tripulación, abordan al carguero alemán Nordstrand, que se dirige a Cabo Haitiano, al Norte de Haití, y luego a Puerto Antonio, en la costa Norte de Jamaica. El capitán del navío simpatizaba con la causa de los cubanos y aceptó a los expedicionarios como pasajeros encubiertos.
   En su odisea llegan a Cabo Haitiano el día 6, reembarcan el 9 y en la madrugada del 11 de abril arriban a Matheu Town, capital de Gran Inagua, donde suben al vapor el bote que los llevaría a la playita de Cajobabo, después que el Nordstrand —en su viaje a Jamaica— los acercara a la costa Sur de Guantánamo.
    El arribo del Delegado del Partido Revolucionario Cubano a la playita marcó el fin de sus privaciones después de muchos años de exilio y de preparación de la Guerra Necesaria. En ese punto de la geografía nacional, y en el momento histórico del desembarco, expresó con extraordinaria emoción su dicha grande de pisar tierra cubana.
  La llegada de Martí y Gómez fue acogida con gran júbilo por el pueblo, especialmente por quienes desde la manigua luchaban por la independencia.
   La incorporación de ambos próceres a la guerra, precedida por la de los generales Flor Crombet y Antonio y José Maceo, quienes desembarcaron por Duaba, Baracoa, el primero de abril de 1895, atrajo a la contienda a numerosos luchadores y puso en jaque a las fuerzas peninsulares.
  En Playita de Cajobabo, se inicia la marcha de Martí conocida como Ruta de la Gloria y que lo llevó a recorrer unos 400 kilómetros de caminos llenos de peligros y múltiples obstáculos, hasta Dos Ríos, donde cayó combatiendo el 19 de mayo de 1895.

   Marcos del Rosario, recorrió el lugar el 23 de abril de 1922, e identificó el punto específico del desembarco y de así levantar un monumento que no fue realidad hasta 1947. Hasta este monumento llegan hoy las nuevas generaciones para beber de las fuentes de la historia. Y resulta curioso que todavía en aquel silencio, solo roto por el sonido de las olas del mar, aún sentimos la presencia del hombre sincero de donde crece la palma.
Visita de Fidel a Playita de Cajobabo
El 11 de abril de 1995 no hay lluvia, pero, como entonces, son cerca de las 10 y 30 de la noche cuando llega a Playita de Cajobabo otro cubano universal, el presidente del país Fidel Castro Ruz para rendir homenaje a José Martí y a los expedicionarios que lo habían acompañado a la patria 100 años atrás. Fidel, en gesto solemne que ha quedado grabado en la memoria de todos los cubanos, hace ondear la bandera de la estrella solitaria en la patria libre que soñó Martí.