Aniversario 120 del desembarco
de Martí y Gómez por Playitas de Cajobabo
Pasadas las 10 de la noche de esa fecha
desembarcan por Playitas de Cajobabo, en el actual provincia de Guantánamo, las
dos figuras más prominentes de la Guerra Necesaria: José Martí, el jefe
político, el organizador e inspirador de la nueva clarinada, y Máximo Gómez, el
jefe militar supremo, el revolucionario sagaz e inclaudicable, símbolo del
internacionalismo y de la modestia.
Eran cerca de las diez y treinta minutos de la noche, Martí
y Gómez arriban a estas costas cubanas bajo un chubasco y una luna roja que
asoma bajo una nube. En la cercanía vivía el señor Leyva (alcalde de barrio)
junto con sus familiares, entre ellos su hijo Salustiano, quien fue el último
guantanamero testigo presencial del arribo de Martí, Gómez y demás
expedicionarios.
Playitas de Cajobabo fue el sitio escogido
para que desembarcara la libertad, y nadie: ni la oscura noche, ni el oleaje
irascible, ni las rocas habrán de detenerla. Este desembarco constituyó una de
las hazañas más importantes del siglo XIX cubano.
"...
Arribamos a una playa de piedras (La playita, al pie de Cajobabo). Me quedo en
el bote el último, vaciándolo. Salto. Dicha grande..." De ese modo
describe el Apóstol su azaroso desembarco para incorporarse a la gesta que
organizó desde el exilio, iniciada el 24 de febrero de ese año, mes y medio antes
de que pisara tierra cubana junto a Gómez, Francisco Borrero, Ángel Guerra,
César Salas y Marcos del Rosario.
Los seis expedicionarios habían salido de
Montecristi rumbo a Cuba el primero de abril a bordo de la goleta Brothers. Una
jornada después llegan a la isla de Gran Inagua, donde descubren al día
siguiente que los marineros han desertado, lo que les impide continuar viaje de
inmediato.
El 5 de abril, después de la búsqueda
infructuosa de una nueva tripulación, abordan al carguero alemán Nordstrand,
que se dirige a Cabo Haitiano, al Norte de Haití, y luego a Puerto Antonio, en
la costa Norte de Jamaica. El capitán del navío simpatizaba con la causa de los
cubanos y aceptó a los expedicionarios como pasajeros encubiertos.
En su odisea llegan a Cabo Haitiano el día
6, reembarcan el 9 y en la madrugada del 11 de abril arriban a Matheu Town,
capital de Gran Inagua, donde suben al vapor el bote que los llevaría a la
playita de Cajobabo, después que el Nordstrand —en su viaje a Jamaica— los
acercara a la costa Sur de Guantánamo.
El arribo del Delegado del Partido
Revolucionario Cubano a la playita marcó el fin de sus privaciones después de
muchos años de exilio y de preparación de la Guerra Necesaria. En ese punto de
la geografía nacional, y en el momento histórico del desembarco, expresó con
extraordinaria emoción su dicha grande de pisar tierra cubana.
La llegada de Martí y Gómez fue acogida con
gran júbilo por el pueblo, especialmente por quienes desde la manigua luchaban
por la independencia.
La
incorporación de ambos próceres a la guerra, precedida por la de los generales
Flor Crombet y Antonio y José Maceo, quienes desembarcaron por Duaba, Baracoa,
el primero de abril de 1895, atrajo a la contienda a numerosos luchadores y
puso en jaque a las fuerzas peninsulares.
En Playita de Cajobabo, se inicia la marcha
de Martí conocida como Ruta de la Gloria y que lo llevó a recorrer unos 400
kilómetros de caminos llenos de peligros y múltiples obstáculos, hasta Dos
Ríos, donde cayó combatiendo el 19 de mayo de 1895.
Marcos del Rosario, recorrió el lugar el 23
de abril de 1922, e identificó el punto específico del desembarco y de así
levantar un monumento que no fue realidad hasta 1947. Hasta este monumento
llegan hoy las nuevas generaciones para beber de las fuentes de la historia. Y
resulta curioso que todavía en aquel silencio, solo roto por el sonido de las
olas del mar, aún sentimos la presencia del hombre sincero de donde crece la
palma.
Visita de Fidel a Playita de Cajobabo
El 11 de abril de 1995 no hay lluvia, pero,
como entonces, son cerca de las 10 y 30 de la noche cuando llega a Playita de
Cajobabo otro cubano universal, el presidente del país Fidel Castro
Ruz para rendir homenaje a José Martí y a los expedicionarios que lo
habían acompañado a la patria 100 años atrás. Fidel, en gesto solemne que ha
quedado grabado en la memoria de todos los cubanos, hace ondear la bandera de
la estrella solitaria en la patria libre que soñó Martí.
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