martes, 11 de junio de 2013

14 de Junio:


    DOS HOMBRES EN UNA FECHA    



    No solo los une la simple coincidencia de sus cumpleaños: Ernesto Guevara y Antonio Maceo pertenecen a esa dimensión de lo inmenso, de lo legendario. El más viril de todos los criollos uno; el otro guerrillero de América; los dos símbolos de un heroísmo que ha trascendido el tiempo y el olvido.
   En 1845, en Majaguabo, término municipal de San Luis, en Santiago de Cuba. Un niño llamado Antonio de la Caridad Maceo y Grajales llegaba al mundo para permanecer para siempre en el alma de este pueblo.
    A nuestros días llega la imagen del Maceo campesino, criado en la miseria, protagonista de victorias conocidas por todos: la entereza ante Martínez Campos, la audacia de la Protesta de Baraguá, la responsabilidad al mando de la Región Oriental, la Invasión a Occidente, entre otros sucesos. Pero, ¿es esa la única verdad?
    Al decir de quienes lo conocieron y registraron sus testimonios en la literatura, El Titán de Bronce procedía de una familia de buena posición.
     Gracias a la educación recibida por sus progenitores, Mariana y Marcos, Maceo conoció a comerciantes, industriales y familias acomodadas donde aprendió la diplomacia que más tarde lo distinguiría dentro de las tropas mambisas.
   Detrás del porte de guerrero se escondía un hombre tímido que nunca conoció el campo de batalla hasta el momento en punto en que se incorporó a la causa revolucionaria por decisión propia.
   No sabía de uniformes militares, columnas en marcha, tácticas o estrategias de ataques y a pesar de eso agitó el machete hasta el cansancio en busca de tiempos mejores CORTE BREVE
El héroe  cosechó triunfos para el Ejército Libertador. Pero también sufrió derrotas que le quebraron el alma.
    Las tropas ibéricas redujeron a cenizas la casa donde vivió parte de su vida y con ella el  sudor de sus padres durante largos años. Lloró junto a su esposa María Cabrales cuando perdió a su hijo con tan solo siete días de nacido por causa del tétanos. Gritó en medio del monte mientras le sacaban la bala que alcanzó su cuerpo en un combate.
    Pero junio invita también a mirar la historia del Che, del niño que nació en Rosario, Argentina, y con solo dos años vivió la agonía de su primer ataque de asma; del joven apasionado decidido a recorrer ciudades y naciones en una búsqueda personal hasta formar parte de la Revolución Cubana y convertirse en símbolo vigente de la lucha de los pueblos; del hombre íntegro que fue descubriendo su verdadera vocación revolucionaria y escribió su nombre en la historia libertaria de Cuba.
    Ya en 1965, consolidada la revolución cubana, el deber convoca, esta vez  en la lejana África. Antes de su partida  al  Congo, el Che escribe una carta de despedida a sus padres: “Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo”
    Pero la lucha del Guerrillero Heroico no acaba en suelo negro, continúa en América del Sur, cuando a casi un año de su regreso de tierras africanas hace suyos los ideales de otros pueblos oprimidos. Así, las balas lo alcanzan en Bolivia en su último combate librado en la quebrada del Yuro, cuando las fuerzas enemigas logran herirlo y lo asesinaron en la Higuera.
   Ahora se confunden el hombre y el símbolo; para muchos es el soldado, el guerrillero de la Sierra, el internacionalista en esencia; otros lo hacen héroe, lo veneran y lo llaman San Ernesto de la Higuera, mientras sus sueños perduran y alumbran el camino de la justicia y el progreso.
Son los detalles olvidados en la historia de nuestros días los que nos permiten conocer a nuestros héroes patrios como seres humanos. Esta  vez junio ha sido el pretexto para asomarnos a la vida de dos hombres iluminados por una causa común, en épocas distantes: la soberanía de este caimán dormido en el mar de las Antillas.
    El Che también patentizó el gran respeto y admiración que experimentó por el bravío luchador independentista cubano Antonio Maceo y Grajales.
    El siete de diciembre de 1962 comentó en torno a la vida y la obra de quién suele ser igualmente calificado en nuestra historia como el titán de Bronce, al hablar en el acto efectuado en El Cacahual con motivo del aniversario 66 de su caída en combate.
   Comenzó su discurso destacando la vigencia que le atribuía a Antonio Maceo en ese instante que vivía Cuba tras haber producido unos años antes el triunfo revolucionario.
   “Hoy, que estamos en la tarea de la construcción del socialismo en Cuba afirmó-, que empezamos una nueva etapa de la historia de América, el recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias. Empieza a estar más íntimamente ligado al pueblo, y toda la historia de su vida, de sus luchas maravillosas y de su muerte heroica, adquiere el sentido completo, el sentido del sacrificio para la liberación definitiva del pueblo.”  
   Recordó que él no estuvo solo en esa lucha y dijo que fue uno de los tres grandes pilares en que se asentó todo el esfuerzo de liberación del pueblo cubano en el siglo XIX. Y señaló que  él, Máximo Gómez y José Martí, constituyeron las fuerzas más importantes, las expresiones más altas de la revolución de aquella época.
   El Che resaltó que Antonio Maceo tuvo dos momentos, los más importantes de su vida: los que, a su juicio,  lo definirían  como hombre y como genio militar.
   Y argumentó de inmediato que el  primero de ellos fue, cuando contra todas las corrientes, contra todos los conformismos, contra todos los desesperados  que querían alcanzar algún  tipo de paz después de 10 años de lucha, cuando se desintegra el Ejército de Liberación y se firma la Paz del Zanjón, Antonio Maceo expresa la Protesta de Baraguá y, solo, trata de seguir la lucha en condiciones imposibles.
   Para el Che el otro momento crucial en la vida de Antonio Maceo tuvo lugar entre octubre de 1895 y enero de 1896 cuando él realizó la histórica invasión desde Oriente hasta la provincia más occidental de Cuba, Pinar del Río.
   La guerra por la independencia de Cuba se había logrado reiniciar el 24 de febrero de 1895 y en el transcurso de los meses  y tras las primeras batallas y combates, entonces se preparó, al decir del Che, la segunda de las hazañas definitorias de la vida de Maceo: la Invasión.

martes, 21 de mayo de 2013

José Martí en el Pico Turquino




   
*Sexagésimo aniversario de una hazaña

 Por: Carlos Manuel Marchante Castellanos. Profesor de la Universidad de la Habana y especialista de la Fragua Martiana.

   
Cuando aquel mediodía del 21 de mayo de 1953, la escultora pinareña, Jilma Madera Valiente, en homenaje al centenario del natalicio del Maestro, izaba la enseña nacional a 1 974 metros sobre el nivel del mar y quedaba al descubierto el busto de José Martí en lo alto del Turquino, ni siquiera podía imaginar que la cima y las laderas de aquella escarpada prominencia se transformarían cuatro años más tarde en un baluarte de resistencia armada y en el primer frente de combate de nuestro pueblo contra la dictadura batistiana y tras el triunfo de la Revolución en un símbolo de la nación.
     Sin embargo, sesenta años después, la verdadera historia de cómo surgió la idea, quiénes participaron y cómo se realizó aquella proeza, resulta desconocida para la inmensa mayoría de nuestro pueblo.
    “… A la salida de una de las clases del Seminario Martiano, y en medio de esas charlas, que siempre son de grato solaz e íntima satis-facción para todo buen maestro, cuando ve cómo prende en sus alumnos el mensaje de su lección y, sobre todo, cuando de verdadero martianismo se trata, la conversación giró sobre el Centenario del natalicio del Apóstol de nuestras libertades. En la animada discusión inspirada en la más sincera veneración por el más grande y generoso de los cubanos, surge de pronto la palabra vivaz de una alumna del Curso de Introducción, pedagoga y tipo acabado de la cubana moderna, Emérita M. Segredo Carreño, que propone se emplace en el Pico Turquino, un busto de Martí. Con argumentos bien fundados y voz transida de emoción femenina declara cuántas veces ha pensado lo hermoso que sería y la alta significación simbólica que tendría que la efigie del máximo prócer de nuestra patria estuviera en la cumbre más alta de esta tierra por él tan amada y por la que ofrendó su excelsa vida, precisamente allá en el indómito Oriente”.2
    Aquella iniciativa de Emérita, presentada por el doctor Quesada el 9 de abril de 1952, a la Junta Directiva de la Asociación de Antiguos Alumnos del Seminario Martiano, con sede en la Fragua Martiana, daba lugar a un trascendental compromiso: Acuerdo No. 12: “Se aprueba en principio colocar un busto de Martí en el Pico Turquino, encargando al socio colaborador Roberto Pérez de Acevedo e Izquierdo, presidente del Instituto Cubano de Arqueología, para que rinda a la Comisión un informe técnico sobre el proyecto”.
    Cuatro meses después, quedaba aprobado el dictamen técnico y la propuesta de Acevedo para que el doctor Manuel Sánchez Silveira, destacado médico de Media Luna, fervoroso patriota, martiano y delegado del Instituto Cubano de Arqueología en la antigua provincia de Oriente, asumiera la dirección técnica. El viernes 19 de diciembre de ese mismo año, Quesada, Pérez de Acevedo y Manuel Sánchez Silveira, comenzaban a trazar la estrategia para coronar con el éxito la histórica misión. A la iniciativa martiana se adicionaba, desde aquella noche, un elemento imprescindible para materializar el anhelado sueño: el médico de Media Luna.
    A ellos se había sumado Jilma Madera Valiente, quien no solo se ofrecería para modelar el busto, sino para costear su fundición, elaborar un medallón del centenario para ayudar a recaudar fondos y solventar la adquisición de los uniformes que llevarían los expedicionarios seleccionados para su develamiento; varios miembros de la Asociación, y un grupo de anónimos trabajadores de Ocujal, encabezados por el manzanillero maestro de obras, Armando Torres Ortiz, quienes serían los encargados de remontar los materiales hacia la cumbre, construir el pedestal y subir y colocar el busto.
    Muchos fueron los escollos a vencer para lograr el noble propósito. Baste señalar entre ellos: la necesidad de solicitar permiso al marqués español, Álvaro Cano, quien había adquirido la propiedad del Turquino, para que les permitiera a patriotas cubanos colocar en su cima el busto del Maestro; la total indiferencia del régimen batistiano que a pesar de haber recaudado desde el mes de enero de 1953, mediante el Decreto Ley 421/51 “Homenaje del pueblo de Cuba a José Martí”, una millonaria contribución de la ciudadanía para estos festejos, jamás de-sembolsó un solo centavo para este proyecto, y finalmente, la de poner al descubierto y enfrentar en plena serranía, la presencia solapada de agentes del Servicio de Inteligencia Militar del Ejército, infiltrados entre los expedicionarios martianos, por sospechar que aquellos patriotas llevaban propósitos subversivos.

    Finalmente, el 19 de mayo de 1953, con una guardia de honor ante los restos del Apóstol en el monumento de Santa Ifigenia, se iniciaba la ruta expedicionaria y la escalada, que culminarían dos días después, con un acto solemne, en la cima del Turquino, donde quedaba develado el busto. Días antes se había integrado al grupo, una joven que dejaría en los exploradores una imborrable huella: Celia Sánchez Manduley, una de las hijas del doctor Silveira, quien más tarde se convertiría en la legendaria heroína de la Sierra.
    Hoy, en el sexagésimo aniversario de aquella hazaña, ascender la agreste montaña se ha convertido en una prueba de patriotismo, espíritu de sacrificio, y de resistencia de las nuevas generaciones de cubanos que de cara al sol y en lo alto del Turquino, escalan a lo más alto de Cuba, para ratificar ante su imagen inmortal, su juramento de fidelidad a la Patria, a la Revolución y a la causa del Socialismo.
(Tomado de Granma)

EL NIÑO LINARES ¿EL MEJOR?





   
De los mejores antesalistas que han pasado por las Series Nacionales, atendiendo al indicador Carreras Producidas (Anotadas más Impulsadas menos Cuadrangulares). Y como era de esperar, el Niño Linares no tiene problemas para anclar en la vanguardia.
   Jonronero de grandes averages, velocidad en las bases, poderoso brazo y guante hermético, el mejor Cinco Herramientas del evento doméstico saca ventaja decisiva sobre sus ilustrísimos perseguidores, a los cuales encabeza su contemporáneo Lázaro Vargas, de Industriales.
    Con mucho menos poder que el pinareño, Vargas se las ingenió para extraerle el máximo a cada momento de los juegos, hasta el punto de rebasar las 2000 producidas, una cifra verdaderamente impresionante.
    Detrás de ellos se ubica otro de los personajes con más fuerza en las muñecas que ha conocido esta pelota, el santiaguero Gabriel Pierre, luego viene el capitalino-matancero Eduardo Cárdenas, y entonces es el turno de un jugador en activo, el espirituano Yulieski Gourriel, que a la vuelta de unas siete campañas (inclusive rindiendo por debajo de sus niveles actuales) excederá la cota establecida por el mítico “10” vueltabajero.
    Otro que todavía calza los spikes, el pinero Michel Enríquez, marcha sexto en la fila, por delante del siempre recordado villaclareño Rafael Acebey y el cienfueguero Pedro José Rodríguez, el Cheíto de los bambinazos (literalmente) kilométricos.
Completan el top ten el capitalino Rudy Reyes, todavía en condiciones de aumentar su producción, y el prematuramente desaparecido camagüeyano Miguel Caldés, otro de los prodigios ofensivos aportados por esta posición al pasatiempo nacional.
   El gran pelotero cubano Omar Linares Izquierdo, conocido como “El Niño Linares”, uno de los grandes del béisbol cubano y mundial, con varios récords y poseedor de todas las marcas históricas en la Serie Nacional de Béisbol; doble Campeón Olímpico, Campeón Mundial, Centroamericano y Panamericano. Gloria del deporte cubano.
   Nació el 23 de octubre de 1968 en San Juan y Martínez, Pinar del Río, hijo de Francisca y Fidel Linares, la primera figura relevante que dio la pelota pinareña, y hermano de Juan Carlos Linares, otro destacado bateador.
   Hijo de deportista, a los nueve años ingresa en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), en la especialidad de Atletismo, en 60 metros planos y con vallas

Tomado de CUBADEBATE

viernes, 3 de mayo de 2013

AGRICULTURA SANTIAGUERA




                     UN SALTO HACIA LA PALABRA EMPEÑADA
 
                   LUIS SÁNCHEZ DEL TORO

      Los resultados de un buen primer trimestre marca un repunte de la agricultura santiaguera durante el presente año, no obstante transcurrir por una tensa y compleja etapa de recuperación de los daños ocasionados por el huracán Sandy, además de los efectos de una intensa sequía, que por espacio de cinco meses influyó en algunas ramas e indicadores de la producción de alimentos.
     En esa difícil etapa colmada de problemas objetivos y subjetivos se impuso la voluntad de los trabajadores agropecuarios y forestales, quienes por estos tiempos no solo hacen galas de esfuerzos y sacrificios, sino también de muchos deseos de hacer cosas buenas a favor de la satisfacción y elevación del nivel y calidad de vida del pueblo santiaguero.
     Baste decir, que una estrategia de trabajo bien planificada y un sistemático chequeo a los perentorios programas, ponen actualmente al sistema de la agricultura del territorio en condiciones favorables de superar los compromisos y retos trazados como saludo al 60. aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes, el próximo 26 de Julio.
       Para que se tenga una idea del arduo trabajo que por estos días se lleva a cabo, es auténtico exponer el trabajo en la rehabilitación del organopónico La República donde quedarán listas unas 22 hectáreas con modernos sistemas de riego y un personal calificado, entre otras ventajas, para la producción de hortalizas y vegetales.

    De igual manera, se incluyen la recuperación de las 152 casas de cultivos protegidos, el organopónico de San Juan, los viveros de frutales, flores y plantas medicinales, así como también el empuje decisivo que reciben las inversiones en las Empresas Agropecuarias Los Reynaldos y Laguna Blanca, en los municipios de Songo-La Maya y Contramaestre, respectivamente, para consolidarse como potentes polos productivos.
    Sin lugar a dudas, que son aportes significativos al empeño de aprovechar al máximo las tierras improductivas, con vistas a potenciar la oferta de alimentos a los mercados, priorizar la sustitución  de importaciones y contribuir al reclamo de establecer un estimado precio, a la mayoría de los productos, acorde con el salario promedio de los trabajadores.
   En ese sentido también son recurrentes los programas de siembra de yuca, malanga, ñame, plátano macho, maracuyá, ajonjolí, maní y cerezas, que se conjugan a empeños de marcar eficiencia en las cosechas de tamarindo, mango y zapote, entre otras frutas para su entrega a la industria.
   Es bueno destacar, que la estrategia dirigida a la siembra de los cultivos de ciclo corto mucho contribuye por estos días a palear las ausencias de otros denominados de ciclo largo muy demandados por la población. De lo que se trata ahora es de sellar todas las áreas para que en los próximos meses sean más efectivos en las producciones agropecuarias para la cocina de los santiagueros.

   Muchos ejemplos positivos afloran por estos tiempos, tales son los casos de la avicultura y porcino, que marcan la vanguardia en el sector durante el trimestre, sin menospreciar el aporte significativo en el impulso de las obras comprometidas con el 26 de Julio, esencialmente la construcción de viviendas afectadas por “Sandy”.
   El salto hacia la palabra empeñada eleva por estos tiempos la imagen de los hombres y mujeres del sector, protagonistas de las victorias futuras de cuanto queda por hacer en materia de producción de alimentos para el pueblo.