Mandela, el indomable
miércoles, 11 de diciembre de 2013
viernes, 6 de diciembre de 2013
7 de Diciembre
117 ANIVERSARIO DE LA CAÍDA EN
COMBATE DEL TITÁN DE BRONCE
“… Con la desaparición de ese hombre extraordinario,
pierde usted al dulce compañero de su vida, pierdo yo al más ilustre y al más
bravo de mis amigos y pierde en fin el ejército libertador a la figura más
excelsa de la Revolución.”
Durante
periodo republicano el pueblo cubano no dejó de rendir homenaje al ilustre
prócer. Vale señalar parte del discurso pronunciado en el club San Carlos de la
ciudad de Santiago de Cuba, al iniciarse la semana
maceista, el 8 de junio de 1945:
“La República va a conmemorar, debido a una admirable
iniciativa del Congreso, el Centenario de Maceo. Esta ciudad ha de ser la
primera en los homenajes”.
Maceo llegó a
San Pedro Arriba el 6 de diciembre de 1896, donde aguardan la
llegada del Lugarteniente General los regimientos Santiago de las Vegas, Goicuría, Calixto
García y Tiradores de Maceo, con sus jefes respectivos; unos 450
hombres en total al mando del coronel Sánchez Figueras, jefe de la Brigada Sur.
Rápidamente
marcha con entre 40 y 60 hombres hacia San Pedro, pero tan descuidadamente que
permiten a la vanguardia de una columna española al mando del comandante
Cirujeda, localizar su campamento. Allí irrumpieron los guerrilleros de Peral
el 7 de diciembre cerca de las tres de la tarde,
despertando a Maceo al escuchar el estampido del fuego de los fusileros.
Según la
carta que envió el Dr. Zertucha al mayor general Máximo Gómez, el 12 de septiembre
de 1899:
"... Ensilló él mismo su caballo, tarea que nunca
confió a nadie, y ordenó que buscasen a un corneta que llamara a las fuerzas
cubanas a concentrarse para el contraataque. Pero el corneta no apareció"
Los jefes y
oficiales mambises pasaron rápidamente a la contraofensiva y ante la energía y
empuje de la tropa de Maceo, los españoles sufrieron 28 bajas, retirándose tras
una cerca de piedra al oeste del campamento. Desde allí se defendieron
descargando un nutrido fuego sobres las tropas mambisas, por lo que Maceo quiso desalojar
al enemigo y obligarlos a salir hacia un potrero cercano. Esta acción fracasó y los cubanos fueron
inmovilizados. Se creó entonces una situación táctica muy grave para los
mambises con un armamento que no les permitía entablar un combate de
posiciones.
Desechando
la alternativa de una retirada, Maceo se dirigió machete en mano hacia un punto
estratégico del campo de batalla, viendo como una cerca de alambre detenía su
avance. Expuesto al nutrido fuego de línea proveniente de la cerca de piedras,
situada a unos 80 metros más o menos, dijo al brigadier Miró: "Esto va bien".
En su carta a
Gómez, el Dr. Zertucha cuenta:
"Apenas
hubo acabado de decir el General Maceo las anteriores palabras, cayó por el
lado izquierdo de su caballo como herido de un rayo lanzando su machete hacia
adelante a considerable distancia. Tras
él caí yo: lo encontré sin conocimiento; un arroyo de sangre negra salía por
una herida que tenía al lado derecho de la mandíbula inferior, a dos
centímetros de la sínfisis mentoniana.
Introduje un dedo en su boca y encontré que estaba fracturada la mandíbula.
“A los dos
minutos a lo más tarde de ser herido, murió en mis brazos y con él cayó para
siempre la bandera."
El proyectil
había penetrado por el lado derecho de la cara, rompiendo la carótida y
saliendo por la parte izquierda del cuello. Tras desplomarse, lo incorporaron de nuevo
sobre su montura y es alcanzado entonces en el tórax
por otro impacto, bala que también mata al caballo que arrastra a Maceo al suelo.
Miró y el
coronel médico Zertucha se desploman moralmente y salen aterrados de la escena.
Se retira también el brigadier Pedro Díaz
y el cuerpo sin vida del Mayor General Antonio Maceo, segundo jefe del Ejército
Libertador, queda solo en aquellos matorrales a merced del enemigo.
Panchito Gómez Toro, su ayudante, que por estar
herido quedó en el campamento, sale, con un brazo en cabestrillo y
prácticamente desarmado, en busca del cadáver de su jefe. Resulta blanco fácil
de las armas españolas. Herido, debilitado por la sangre que pierde, trata de
suicidarse para que no lo cojan vivo, pero antes quiere escribir una nota a sus
padres y hermanos para explicarles la decisión. No puede concluir el mensaje.
Uno de los guerrilleros de Peral lo remata con machetazos en la cabeza.
El
comandante Cirujeda no sospechó siquiera que Maceo había muerto en San Pedro,
pues la propaganda española lo daba como cercado en Pinar del Río.
Un grupo de valientes, encabezados por Juan Delgado, pudo recobrar los cuerpos
del Lugarteniente General y de su ayudante. Tampoco están claras las
circunstancias en que lo consiguieron. Los cadáveres fueron enterrados
secretamente en la finca El Cacahual, cerca de Santiago de las Vegas, donde se levanta un
complejo monumental que fue inaugurado el 7 de
diciembre de 1900 y desde entonces su razón de ser ha sido honrar la
memoria de los dos bravos guerreros cubanos.
El Mayor
General del Ejército Libertador, fue considerado todo un
maestro en el empleo de la táctica militar fue combatiente por excelencia y
jefe de elevado prestigio. Como guerrero incansable, se calcula que intervino
en más de 600 acciones combativas, entre las que se cuentan alrededor de 200
combates de gran significado. Su cuerpo estaba marcado por 26 cicatrices de
guerra, de las cuales recibió 21 en la contienda del 1968.
Por el
ímpetu y bravura con que enfrentó al enemigo, y por su talla como hombre
integral, pasó a la historia como el Titán de Bronce. En febrero de 1878 dio respuesta
contundente a quienes gestaban el Pacto del Zanjón al librar los victoriosos
combates de Llanada de Juan Mulato y San Ulpiano. El 15 de marzo
de 1878
se entrevistó con el general español Arsenio Martínez Campos, en Mangos de Baraguá, hecho recogido en la
historia como la Protesta de Baraguá.
Cae en combate el 7 de
diciembre de 1896 en San Pedro, provincia de La Habana.
Sus restos descansan en el monumento de El Cacahual.
Síntesis biográfica
Antonio de
la Caridad Maceo Grajales nació el 14 de junio
de 1845
en la otrora calle Providencia No 16, hoy Calle Los Maceos No 207, Santiago de
Cuba, hijo de Marcos Maceo y Mariana Grajales Coello. La existencia de
algunas propiedades en Majaguabo motivó la confusión de otorgar a este sitio la
cuna del héroe; sin embargo documentos probatorios confirman el nacimiento de
Antonio en la casa situada en la Calle Los Maceo no. 207 de Santiago de Cuba.
Sus padres educaron a los 13 hijos sobre fuertes normas de disciplina, amor
filial, trabajo, pulcritud en el vestir y el pensar, cortesía, respeto a los
mayores, honestidad, solidaridad, valentía, tenacidad y patriotismo.
Su infancia
y juventud transcurrió en el cuartón rural de Guaninicún de Lleonart, en el
partido de San Nicolás de Morón y en el barrio humilde de Santo Tomás, en las
afueras de la ciudad. Inició los primeros estudios en clases privadas pagadas
por su padre -si bien no rico- propietario de una finca de nueve caballerías.
Su juventud transcurre en la región montañosa de
Majaguabo, donde la familia tenía propiedades y en 1862 se hace cargo de
administrar las ventas de las cosechas en Santiago de Cuba. Su hermano Justo Regüeiferos comparte con él
tales responsabilidades y el traslado de los frutos.
El 16 de febrero
de 1866,
en la iglesia parroquial de San Luis, Oriente, contrae matrimonio con María Magdalena Cabrales Fernández.
De la relación no hay descendencia.
Guerra de los Diez Años
Se incorporó
a la Guerra del 68 dos días después de comenzada, el
12 de octubre,
en Majaguabo, junto a sus hermanos José
y Justo. Su primer jefe fue el Capitán Juan Bautista Rondón,
junto a quien combatió ese mismo día en Tí Arriba. Por su coraje y decisión lo
ascienden a Sargento.
El 20 de octubre
de 1868
fue ascendido a Teniente, y el 12 de
noviembre de 1868 a capitán abanderado.[5]
Participó en las acciones de El Cobre, El Cristo, Jiguaní,
Cupeyales, Samá
y en la toma de Mayarí. En 1869, bajo las órdenes del mayor general Donato Mármol,
jefe de la División Cuba, combatió en El Salado, Majaguabo Arriba, Maniabón,
Baitiquirí,
Arroyo Blanco,
La Sidonia y Palmarito, entre otros.
El 16 de enero
de 1869
fue ascendido a Comandante y diez días más tarde a Teniente Coronel. El 14 de mayo
de 1869,
durante el ataque a San Agustín de Aguarás,
vio caer a su padre, el Sargento Marcos Maceo. Pasados 6 días recibió su primera herida de
guerra en la acción del ingenio Armonía, donde una bala le atravesó un muslo.
Cuando el Mayor General Máximo Gómez reorganizó la División Cuba (2
División 1 Cuerpo), en julio de 1870, le confió la jefatura del 4 Batallón. El 2 de octubre
de 1870
el enemigo atacó su campamento de Majaguabo y resultó herido de gravedad. Entre
los combates de ese año se destacaron los de Santa Rita, La Redonda,
Barigua, El Mijial, Pinalito, Tí Arriba, Barajagua, Nuevo Mundo (12 de
diciembre de 1870), donde también fue herido.
Desde
principios de julio de 1871 acompañó a Gómez en la preparación y realización de la
invasión a Guantánamo y la ulterior campaña en esa región. En ese año sobresalieron
los combates de La Galleta, La Estacada, Cafetal de La
Indiana, donde salvó la vida a su hermano José;
Oasis, Las Arenas, Yarayabo, Camarones, Monte Líbano, Tiguabos, Santa Catalina
y Jutinicú. El 15 de octubre de 1871, Gómez lo designó jefe de
operaciones de Guantánamo.
El 22 de marzo
de 1872
fue ascendido a Coronel, reconociéndosele la antigüedad con fecha 30 de octubre
de 1871. El 8 de junio de 1872 sustituyó provisionalmente a
Gómez en el mando de la División Cuba, el cual entregó al Mayor General Calixto
García el día 20, quedando segundo jefe.
Entre los
combates de 1872 se encuentran los de Jamaica, Arroyo Blanco, Santo Domingo,
Rejondón de Báguanos, El Yanal, Samá, Casanovas, Santa Fé (2 de
noviembre), donde fue herido; Peladero, y el ataque a Holguín. El 8 de junio
de 1873,
dos días después de haberse destacado en el combate de El Zarzal, recibió el
ascenso a General de Brigada. En esos momentos era jefe de la 2 División del 1
Cuerpo, bajo las órdenes de Calixto García. A continuación estuvo en los
encuentros de El Purial, Santa María de Ocujal (Copo del Chato), Cuatro Caminos
de Chaparra, Manzanillo y Santa Rita. El 9 de enero
de 1874
participó en el combate de Melones.
El 4 de febrero
de 1874 fue designado jefe de las fuerzas villareñas integrantes del
contingente invasor, las cuales aún se mantenían en Camagüey.
Al frente de ellas se destacó en los combates de Naranjo-Mojacasabe y Las
Guásimas, así como en los ataques a San Miguel de Nuevitas
y Cascorro,
y la acción de Camujiro. Por exigencia de los propios villareños debido a los
prejuicios regionales y sociales, se vio obligado a renunciar el 14 de julio
de 1874. Después de combatir sin mando en Caobillas, el 30 de
septiembre de 1874, desde las tierras camagüeyanas regresó a
Provincia de Oriente
para hacerse cargo del mando de la División Cuba (2 División 1 Cuerpo).
En diciembre
de 1874
libró las acciones de Ramón de las Yaguas, Tí
Arriba y La Yuba. En abril de 1875 dio muestras de madurez política y disciplina al rechazar
la propuesta de sumarse a la sedición de Lagunas de Varona. En ese propio mes recibió el
mando de la 1 División 1 Cuerpo, que abarcaba las regiones de Bayamo,
Manzanillo,
Holguín
y Jiguaní, lo que lo hizo asumir interinamente el mando de la provincia
oriental. Durante ese año combatió en Sabanilla,
El Manco, Bayate, La Crimea, Cruces, fuerte del
Guaso, Yateras,
La Redonda y Caimanera.
El 14 de
septiembre de 1875 cruzó la trocha que los españoles habían levantado en la
región del Cauto, para librar el combate de Mayarí Arriba cuatro días después.
Desde agosto hasta el 23 de enero de 1876 se mantuvo al frente
del 1er Cuerpo oriental en sustitución del Mayor General Modesto Díaz,
quien había sido nombrado en el cargo; pero no había asumido el mando. En ese
año le siguieron las acciones de Pedernales, Fray Benito, Guabajaney, Yabazón
Abajo, así como la toma de Sagua de Tánamo y de los caseríos de Cedro, Juan
Díaz y Zabala. El 23 de diciembre de 1876 inició la Campaña de
Baracoa con la acción de Sabanilla. En 1877 se destacaron los combates de
Duaba, El Purial, Los Indios, La Caoba, Hato del Medio y Sabana del Cayo.
El 6 de mayo
de 1877
fue ascendido a Mayor General. En ese mes se opuso enérgicamente a los sediciosos de Santa Rita. El 6 de agosto
de 1877
recibió seis heridas de bala en el combate de Mangos de Mejías, que lo
mantuvieron un tiempo en sumo estado de gravedad. Cuando la revolución atravesaba una profunda
crisis política, sólo la división bajo su mando opuso firme resistencia a la
ofensiva desatada por los españoles desde noviembre de 1877. A comienzos de 1878 reprimió a los
amotinados creadores del Cantón Independiente
de Holguín. En febrero dio respuesta contundente a quienes gestaban
el Pacto del Zanjón al librar los victoriosos
combates de Llanada de Juan Mulato y San Ulpiano.
El 15 de marzo
se realizó la entrevista entre los generales Antonio Maceo y Arsenio Martínez Campos en Mangos de Baraguá.
El general Martínez llegó conducido por José Cefí
Salas y después de realizar su presentación y la de sus acompañantes, pronunció
breves palabras de introducción a la conferencia. Por su parte, el general
Maceo presentó a sus acompañantes y de inmediato comunicó a Martínez Campos que
no estaban de acuerdo con el pacto firmado, ya que con el mismo no se lograba
la independencia de Cuba, ni la abolición de la esclavitud. Posteriormente
hablaron el general Manuel Calvar y el doctor Félix Figueredo, quienes reforzaron los
planteamientos hechos por Maceo. Seguidamente Martínez Campos replicó:
Pero es que
ustedes no conocen las bases del convenio del Zanjón. Sí —interrumpió Maceo— y
porque las conocemos es que no estamos de acuerdo.
Martínez
Campos trató de leer el documento, pero Maceo no se lo permitió al plantearle:
Guarde usted
ese documento, que no queremos saber de él.
Como
resultado de la conferencia, se acordó que volverían a romperse las
hostilidades y se estableció para ello un plazo de ocho días con el fin de que
las tropas ocuparan los territorios designados. El
capitán, Fulgencio Duarte, que
había presenciado la entrevista, exclamó:
¡Muchachos, el 23 se rompe el corojo!.
Martínez
Campos, quien había ido a Baraguá confiado en la facilidad de un arreglo
pronosticado por sus confidentes, se retiró moralmente derrotado ante la
actitud resuelta y serena de Maceo, líder del pueblo y de la Revolución,
dispuesto a seguir luchando hasta vencer o morir.
Una vez
terminada la histórica entrevista, los participantes, en representación del pueblo
cubano elaboraron y aprobaron una breve constitución y formaron el Gobierno
provisional de Oriente, para continuar la lucha por la independencia de Cuba.
En el
centenario de la Protesta de Baraguá, Fidel Castro valoró la integridad militar
y ética de Maceo y dijo:
Hay que
decir que dejó realmente a nuestro pueblo una herencia gigantesca, infinita,
con esa actitud [...] con la Protesta de Baraguá llegó a su punto más alto,
llegó a su clímax, llegó a su cumbre, el espíritu patriótico y revolucionario
de nuestro pueblo; y [...] las banderas de la patria y de la revolución, de la
verdadera revolución, con independencia y con justicia social, fueron colocadas
en su sitial más alto.
Guerra Chiquita
El 5 de
septiembre de 1879, ya comenzada la Guerra
Chiquita, lanzó una proclama desde Kingston,
junto con Calixto García, llamando a los cubanos a las
armas. Después de múltiples gestiones para regresar a Cuba, el 2 de julio
de 1880
logró salir de Puerto Plata, República Dominicana, en el vapor Santo
Domingo, al frente de 34 expedicionarios. La persecución de una nave española
lo obligó a poner rumbo a Islas Turcas, al norte de
República Dominicana, frustrándose así su desembarco en Cuba.
Tregua fecunda
A fines de 1880 fue descubierta en Santiago de
Cuba la conspiración llamada Liga
Antillana destinada a promover un levantamiento armado en Oriente
para apoyar el desembarco de una expedición que Maceo, entonces radicado en Jamaica,
preparaba con el nombre de La Estrella Solitaria. En
junio de 1881
se estableció en Honduras.
El 20 del
propio mes ingresó en el ejército hondureño con grado de General División y
ocupó el cargo de jefe de la guarnición de Tegucigalpa.
En marzo de 1882
fue nombrado jefe suplente del Tribunal Supremo de Guerra, y en julio de ese
año fue designado Comandante de Puerto Cortés y Omoa. De 1884 a 1886 junto a Gómez
desarrolló un plan dirigido a una nueva guerra independentista el cual fracasó.
Enterado en 1884 de que algunos
hacendados en Cuba, temerosos de que pudieran afectarse sus intereses
particulares si estallaba una guerra, reanimaban la gestión pro anexión de la
Isla a Estados Unidos, Maceo escribió desde San Pedro Sula en Honduras,
una carta a José Dolores Poyo,
director del periódico El Yara, en Cayo hueso, en la que afirmaba:
"Cuba
será libre cuando la espada redentora arroje al mar (a) sus contrarios (...)
Pero quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en
sangre, sino perece en la lucha".
En 1888, Maceo escribió como respuesta a una carta de Martí:
Para lograr ese fin, pienso, pues, con Ud., que
debemos desde ahora, y en presencia de los acontecimientos que rápidamente se
desenvuelven en Cuba, organizarnos para el día próximo ya, en que cansado el
pueblo de sufrir la ignominia de la servidumbre y sin fe en los vergonzosos
ideales autonómicos que pregonan hoy muchos de sus hijos y antiguos y siempre
queridos amigos nuestros, busque la solución de sus desgracias, y la salvación
de su porvenir, en aquellos hermosos campos regados ya, iay!, con la preciosa
sangre de tantos mártires y héroes, enarbolando otra vez la gloriosa bandera
que alzaron valientes en Yara, Céspedes y Aguilera. Estoy, pues, de acuerdo con
vosotros en este punto esencial y, desde luego, os aseguro que cooperaré con
vosotros al mayor éxito de propaganda tan fecunda y patriótica.
El 30 de enero
de 1890
llegó a Cuba,
autorizado por el régimen español. Durante su estancia en La Habana
y en Santiago de Cuba organizó secretamente un plan
para un alzamiento que debía producirse el 8 de
septiembre de ese año. No obstante, las autoridades españolas lo
expulsaron del país el 30 de agosto de 1890, por lo que la
conspiración conocida como la Paz del Manganeso, abortó.
Mientras
estaba en Santiago de Cuba, fue invitado a numerosos lugares, y hallándose en
un banquete en su honor, uno de los invitados, de nombre José Hernández,
expresó su creencia de que Cuba llegaría a estar fatalmente anexionada a los
Estados Unidos, y Maceo le ripostó de inmediato con una frase concluyente:
"Creo,
joven, aunque me parece imposible, que éste sería el único caso en el que tal
vez estaría yo al lado de los españoles".
Desde agosto
de 1893
comenzó a colaborar con José Martí
en lo que posteriormente se conocería como el Plan
Fernandina. Tres meses después, en noviembre, estuvo en Cuba
clandestinamente, para lo cual desembarcó por Cienfuegos
con el pasaporte de su cuñado Ramón Cabrales. Después de permanecer unos días
en Santiago de Cuba, se trasladó para La Habana
y posteriormente a Cárdenas. A finales del propio mes reembarcó por Cienfuegos.
Atentado en Costa Rica
Desde
inicios de 1891
Maceo se había radicado en Costa Rica con el propósito inicial de
constituir una colonia agrícola integrada por cubanos. Allí podrían encontrar
abrigo todos los interesados en continuar la lucha, pues además de ser centro
de producción constituiría base de operaciones para sus actividades
revolucionarias. El gobierno
español hizo varias gestiones para que el terreno le fuera concedido y de esa
forma tenerlo localizado y bajo fuerte vigilancia.
En la
colonia, llamada Nicoya, se reunirían numerosos patriotas cubanos, entre
los que se encontraban José Maceo, Flor Crombet
y Agustín Cebreco. El propio Martí
la visitó en su condición de Delegado del Partido Revolucionario Cubano para
coordinar la futura guerra.
La enérgica
réplica realizada por Enrique Loynaz del Castillo desde las
páginas del periódico La Prensa Libre a un
artículo sobre el bandolerismo que injuriaba a los cubanos, desencadenó la ira
de los residentes españoles en San José de Costa Rica, quienes juraron
tomar represalias, tanto sobre Loynaz como contra Maceo.
El Titán
de Bronce, gran aficionado al teatro,
asistió en la noche del 10 de noviembre de 1894 a la función del
teatro Variedades. La representación transcurrió con tranquilidad, pero a la
salida del teatro el grupo que acompañaba a Maceo fue atacado a tiros,
resultando este herido. Cuando el agresor se disponía a rematarlo, Enrique
Loynaz lo derribó de un balazo. Loynaz, ante el revuelo de la colonia española,
tuvo que huir en un barco que salía para Nueva Orleáns.
Guerra del 95
El 24 de febrero
de 1895
estalla la llamada Guerra Necesaria organizada
por José Martí. Importantes jefes militares que se
encontraban en el extranjero no pudieron entrar en combate de inmediato, debido
a reajustes necesarios debido al fracaso del Plan
Fernandina.
Maceo,
quien se encontraba entre estos jefes que no estaban en Cuba en aquel momento,
tomó pasaje el 15 de marzo de 1895 en el vapor
Adirondack que partió de Puerto Limón, Costa Rica,
con rumbo a Nueva York. Lo acompañaban otros 22 expedicionarios,
entre ellos el mayor general Flor Crombet,
quien fungía como jefe de la expedición.
Los
patriotas desembarcaron en la Isla Fortuna, Bahamas,
donde abordaron la Goleta Honor logrando desembarcar por Duaba, Baracoa,
el 1 de abril
de 1895,
pese a las inclemencias del tiempo. Ese día sostuvieron el primer contacto con
el enemigo y fueron perseguidos tenazmente. La noticia tuvo tal impacto que al
día siguiente la prensa internacional reproducía en un despacho la noticia de
la llegada de Maceo.
Tropas
cubanas logran incorporarse al grupo de Maceo y Crombet, hasta que un
destacamento de guerrilleros al servicio del ejército español los ataca
dispersando a la tropa en pequeños grupos. Una bala quita la vida al general
Crombet el día 10 de abril mientras otros jefes mambises caen
prisioneros.
Maceo y su
grupo logran escapar, siendo perseguidos por el enemigo pasando múltiples
penalidades y caminando a pie 186 km desde el punto de desembarco, hasta que
lograron hacer contacto con un campamento cubano en Bella Vellaca, el 18 de abril.
Tan mal se encontraban físicamente, que Maceo no fue reconocido en un primer
momento y preguntó:
¿Tan viejo
estoy que no me conocen?
El 5 de mayo
de 1895 tuvo lugar su histórico encuentro con Martí y Gómez en el ingenio La Mejorana,
donde se trazó la estrategia a seguir. Maceo quedó al mando de la provincia
oriental, dándose a la tarea de organizar sus fuerzas. Después de haber tomado
a El Cobre, creó la División 1, en la que puso al frente a su hermano José.
Posteriormente se dio a la tarea de organizar la División 2.
En la campaña
que desarrolló en Oriente sobresalieron los combates de Jobito, La Playuela,
Sagua de Tánamo, Guabajaney, Yabazón, Fray Benito, Aguas Claras, Unión, Combate de Peralejo, Burenes, Sao del Indio, Jiguaní
y San Fernando, y los ataques al tren y vía férrea
entre Caimanera
y Guantánamo.
Invasión a Occidente
El 18 de
septiembre de 1895 fue nombrado lugarteniente general del Ejército Libertador por la Asamblea Constituyente de Jimaguayú.[6]
El paso siguiente de los revolucionarios era extender la lucha a las zonas que
aún no combatían, es decir, realizar la invasión a occidente.
El 22 de octubre
salió la columna comandada por Maceo desde Mangos de Baraguá, mientras Gómez pasaría a Las Villas
directamente desde Camagüey. Ambos llevaban dos objetivos fundamentales:
Extender la
guerra a toda Cuba.
Destruir
toda riqueza que al pagar impuestos le proporcionaba ganancias a España
aplicando la tea incendiaria.
Lo mambises realizaron con la invasión la campaña
militar más fuerte de todo el combate contra el colonialismo en Latinoamérica.
Apenas 4000 insurrectos se enfrentaron a mas de 10 000 soldados regulares de
España, en un territorio repleto de pueblos y ciudades, de caminos y fincas
bien custodiadas y de solo 105 000 km2 de extensión.
El 8 de
noviembre Maceo cruzó el Río Jobabo para penetrar en el territorio
de Camagüey,
el cual cruzó en tres semanas. El día 29 sus tropas pasaron la trocha de Júcaro a Morón para reunirse con
Máximo Gómez y puntualizar la estrategia a seguir.
En tierras
villareñas libraron juntos las acciones de La Reforma, Iguará, Los Indios, Casa
de Tejas, Manacal, Manicaragua, El Quirro, Siguanea y el histórico
Combate de Mal Tiempo llevado a cabo el 15 de
diciembre de 1895, y que clasifica como una de las más importantes
acciones llevadas a cabo por las fuerzas insurrectas en la invasión hacia
occidente durante la guerra de independencia contra el colonialismo español.
En unas
tres horas las tropas españolas tuvieron que lamentar cerca de 300 bajas, de
ellas casi la mitad muertos. Las fuerzas cubanas lograron acopiar más de
doscientos fusiles y gran cantidad de municiones, caballos, un botiquín médico
y efectos de diverso tipo, permitiendo así la aproximación al territorio de Matanzas
en mejores condiciones para entablar futuros combates. En esa provincia se
llevaron a cabo acciones combativas en La Colmena y Coliseo, para posteriormente retornar
hasta las cercanías de Cienfuegos.
El 28 de
diciembre las tropas cubanas vuelven a adentrarse en territorio
matancero, donde se produjo el combate de Calimete
y, el 1 de enero
de 1896
los mambises ya estaban en La Habana. Se decide entonces que Maceo
continúe su avance hacia Pinar del Río
para culminar la invasión y que Gómez permaneciese en La Habana para llevar a
cabo su campaña militar conocida como La Lanzadera.
El 7 de enero
Maceo penetra en Pinar del Río y posteriormente lleva cabo combates en Cabañas,
San Diego,
Bahía Honda,
La Mulata, Viñales,
Las Taironas y Tirado. Arribó a Mantua
el 22 de enero
dando por concluido el avance de la invasión y regresando a La Habana el 12 de febrero.
Realiza
diversas acciones combativas en la zona y en territorio matancero,
encontrándose nuevamente con Gómez quien traía consigo la infantería oriental
bajo el mando del entonces General de Brigada Quintín Bandera.
Después de
atacar a Batabanó,
en La Habana, cruzó la trocha de Mariel a Majana, el 15 de marzo
de 1896, para dar comienzo a su segunda campaña en la provincia pinareña.
En julio
escribe desde su campamento en El Roble cartas dirigidas a prominentes
patriotas criollos que se hallaban en los Estados
Unidos. En otra misiva, dirigida al coronel Federico Pérez Carbó le dice:
"De
España jamás esperé nada; siempre nos ha despreciado, y sería indigno que se
pensase en otra cosa. La libertad se conquista con el filo del machete, no se
pide; mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos.
Tampoco espero nada de los americanos; todo debemos fiarlo a nuestros
esfuerzos; mejor es subir o caer sin su ayuda que contraer deudas de gratitud
con un vecino tan poderoso"
El 25 de agosto
de 1896 inició la marcha hacia el extremo occidental pinareño en busca de la
expedición del General de Brigada Juan Rius
Rivera, que desembarcara el 8 de
septiembre. Diez días más tarde se produjo su encuentro con Rius y
el 23 de septiembre de 1896, desde Remates de
Guane, emprendió el regreso hacia el este tomando parte de diversos combates.
En esta
etapa, en varias ocasiones, rehusó indignado las propuestas hechas llegar por
los intrigantes desde el Centro y Oriente proponiéndole que sustituyera al
General en Jefe, e incluso que se pusiera al frente del gobierno. Cumpliendo
órdenes de Gómez de reunirse con él para juntos hacer frente a la crítica
situación provocada por las injerencias del Consejo de Gobierno en los asuntos
militares, en la madrugada del 4 de
diciembre de 1896 burló la trocha de Mariel a Majana, cruzándola por
mar, en un bote, por la bahía de Mariel. Ya en territorio habanero, se
dirigió al campamento de San Pedro, cerca de Punta Brava,
donde cae en combate.
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