EL Parquecito Serrano: “Recodo palpitante de mi ciudad “
Escrito por Joel Mourlot
Mercaderes *
Sobre
una superficie de unos 300 metros cuadrados , poco más o menos; justo en un
recodo de la antigua y siempre populosa Calle de las Enramadas, entre las
señaladas otrora como Calle de la Carnicería (hoy Pío Rosado) y la de San
Bartolomé (Quintín Banderas), con el segmento de fondo del Callejón del Carmen;
uno de los puntos más céntricos que pudieran señalarse en la ciudad, se halla este
animado y sombreado recinto de Santiago de Cuba.
Concurrido
permanentemente, en un ir y venir constante de incontables mortales, invita a
llegar, y a sentarse, a cuantos pasan por allí; la inmensa mayoría de los
cuales no saben –ni parecen interesarse- en la atrayente memoria de este
pequeño ámbito, cuyos orígenes se remontan a unos tres siglos y medio atrás,
hacia 1670, durante el último año de ejercicio del diligente gobernador
regional Pedro Bayona Villanueva, en que, rústico todavía aquel espacio, se le
dio empleo como Plaza de la Carnicería , por ser uno de los puntos –el
principal, tal vez- de expendio de carnes de res, de cerdo y de otros tipos,
para la entonces población santiaguera.
Fueron
unos 130 años de caracterizada actividad comercial, de carne y de sangre, que quizás
otro gobernador, Juan Barón de Chávez, creyó ver similitud en el nuevo empleo
que él dio a aquel señalado sitio en 1700, al que rebautizó entonces como
"Plaza de la Picota ", destinado para escarmentar a los negros
esclavos de la ciudad, a los díscolos o rebeldes, que allí sufrían el suplicio
del cepo, de los latigazos, o el horripilante castigo de las mutilaciones de
manos y -¿quién sabe?- hasta de alguna que otra cabeza, a fin de castigar
"sus faltas".
Corrieron
otros 161 almanaques, el país respiraba aires de ciertas reformas –Santiago de
Cuba las sentía desde principios de la década de 1850, con el gobernador Carlos
Vargas Machuca-; se vivía la euforia, en cuestión, del tercer año como capitán
general y gobernador general de la Isla del Duque de la Torre , general
Francisco Serrano, quien concurrió a Santo Domingo en ocasión de
"reintegrarse" dicho territorio al reino español, por decisión del
propio gobierno dominicano, lo cual desataría allí cruenta guerra liberadora.
El
Ayuntamiento de Santiago
de Cuba, sabedor de la presencia del gobernante colonial en la vecina isla,
decidió enviar
una comisión, presidida por Hilario Portuondo Bravo, marqués de las Delicias de
Tempú, para invitar al general Serrano a visitar la capital del Oriente cubano
a su regreso, lo cual verificó este, justamente en aquel año de 1861, y así, en
señal de reconocimiento –para unos-; de bochornosa adulación, para otros, se le
rindió el honor al gobernante colonial de bautizar la célebre plaza de la
ciudad con el nuevo nombre de Parque Serrano, por el que aún lo llaman casi
todos los santiagueros, no obstante haber sido oficialmente designado con uno
más digno y a propósito, desde 1927 –en tiempo del alcalde Desiderio Arnaz-,
como Parque Labra, pero cuyo monumento central, erigido en 1950, hace justicia
mayor: con una pareja de negros, que sale del pedestal, rompiendo las cadenas,
con una criatura alzado sobre sus brazos –todo en señal de la libertad-,
coronado con los perfiles, en alto relieve, de los tres que más lucharon por la
abolición de la esclavitud en Cuba
y España: Rafael María de Labra, Miguel Figueroa y Juan Gualberto Gómez; que
más lucharon contra esa horrenda institución –precisemos- dentro de la
legalidad española, porque los que más lo hicieron, absolutamente, fueron
aquellos que enarbolaron la causa desde la manigua y la emigración, sin duda...
En
1958, y después del triunfo de la Revolución , el parquecito ha sido remozado y
muchas veces engalanado por muy diferentes ocasiones, y hoy es sede del solaz
de algunos viejecitos, que ven desde allí –en sus anécdotas y charlas- las
películas de sus propias vidas; asiento de juegos de mesa (dominó, dama y
ajedrez), así como también de no pocos vendedores de baratijas; recodo de no
pocas citas amorosas, ambiente palpitante, reliquia valiosa de mi ciudad...
*Destacado investigador, periodista e historiador santiaguero
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