lunes, 9 de abril de 2012

Enrique Figuerola Camué




Este 9 de abril, el velocista cubano cumple 70 años

Fue el primer medallista olímpico del deporte cubano después del triunfo de la Revolución y considerado como una figura excepcional

    Aunque su físico no era nada extraordinario, Figuerola fue un velocista excepcional. Enrique Figuerola Camué, primer medallista olímpico del deporte cubano después del triunfo de la Revolución, cumple hoy 70 años.
Los especialistas consideraban al bólido santiaguero de los 100 metros planos como una figura excepcional, pues sus 1,67 metros de talla y 63 kilogramos de peso distaban mucho del físico ideal para un velocista.
     Primero fue finalista en los Juegos Olímpicos de 1960, en Roma, y cuatro años más tarde ganó la medalla de plata en Tokio, Japón, tras enconada porfía con el estadounidense Bob Hayes.
Hayes, de largas extremidades y un físico descomunal, tuvo que hacerlo todo bien para ganar, con récord olímpico y mundial de diez segundos exactos, aquella memorable carrera. Mientras, Figuerola entró con 10:2 y desplazó al canadiense Harry Jerome (10:3).
El 17 de junio de 1967, Figuerola igualó el tope universal de diez segundos «flat», en la arcillosa pista del Neps Stadium de Budapest, Hungría.
    Al año siguiente integró la posta de 4x100 metros que alcanzó un histórico segundo lugar en los Juegos Olímpicos de México. Sus compañeros en aquella gesta fueron Hermes Ramírez, Juan Morales y Pablo Montes.
    En su última carrera marcó 10:2 en la Ciudad Heroína. Así se despidió quien fuera elegido como el mejor atleta cubano durante la década 1961-1971. Su mayor orgullo es haber sido leal a la Patria que lo vio nacer.

   Una interesante historia

    Aquel fornido velocista que diera a Cuba la primera medalla olímpica (plata en los 100 metros planos de Tokio”64), tras dura porfía con el gigante Bob Hayes, inyecta nuevos bríos a su quehacer cotidiano para adentrarse sin lupa en la búsqueda de talentos para el deporte rey en la Isla.
    Nació en Santiago de Cuba hace 70 años y a los 18 representó a la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal en pruebas de velocidad en las que resultó triunfador.
    En la actualidad y después de ofrecer ayuda técnica en el Distrito Federal de México, Figuerola, vicepresidente de la federación nacional, está inmerso en un proyecto relacionado con el rescate de la velocidad en todo el país que precisamente lleva su inolvidable nombre y al que están involucrados aquellos estelares velocistas que brillaron en la década del 60 y en los juegos de la décimo novena olimpiada en Ciudad de México consiguieron por vez primera el subtítulo en la estafeta corta.
   Me refiero a Hermes Ramírez, Pablo Montes y Juan Morales quienes por mucho tiempo representaron dignamente a Cuba, además Silvio Leonard, como uno de los grandes del hectómetro de todos los tiempos en el patio.
  Las morenas de las pistas, Miguelina Cobián, Violeta Quesada y otras destacadas corredoras que también lograron plata en los tres cambios cortos, comparten sus vivencias, junto a veteranos, todos imbuidos por hallar los talentos que en un futuro no lejano revolucionen los carriles nacionales e internacionales.

Precisamente sobre esta importante misión comenzó este diálogo.
   “El trabajo que con mucho entusiasmo realizamos –aseguró Figuerola- abarca barrios, municipios y escuelas, donde captamos a los que más talento demuestren, pero no relegamos a los otros que les guste el deporte porque lo importante es prepararse físicamente para consolidar la amistad, el compañerismo y garantizar una formación con hábitos correctos.
“Los que no reúnen condiciones para sprinters le buscamos fórmulas para inclinarlos a otras pruebas del atletismo, como el medio fondo.
   “Así organizamos –prosiguió- competencias en este nivel a las que se vuelcan padres, vecinos y profesores, todos apoyando la feliz iniciativa que cada fin de semana multiplica la presencia de cientos de niños y niñas en parques, instalaciones, calles y terrenos desocupados.
   “El objetivo –agregó- es crear a través de estas fraternales competencias hábitos de cultura competitiva y aprender a defender la camiseta desde edades tempranas.



¿Se aprecian resultados positivos en estas experiencias? Le preguntamos.

    “Aunque parezca un tanto justificativo ya se observa una cantera pródiga en las edades de 9-10, 11-12, 13-14 y 15-16, a las que más énfasis le brindamos. En los juegos escolares se demostrará.
“Aquí, de frente a la realidad cotidiana, junto a padres, profesores y vecinos, es donde se puede ganar esta bella batalla, todo un reto para nosotros parte de la gran familia del deporte cubano.



¿Aceptas que la década del sesenta clasifica como la mejor para velocidad cubana?
    “Creo que sí. Pienso que entonces en todos los continentes existían representaciones fuertes. Cuba contó en esos años con Hermes, Pablo, Morales, Triana Matamoros, Triana Pérez los hermanos Bandomo, Urgelles, los que dieron paso a Peñalver, Lara, Leonard y algunos otros.
“En la rama femenina sobresalieron Miguelina Cobián, Violeta Quesada, la desaparecida Marlene Elejalde, Fulgencia Romay, Carmen L. Valdés y Silvia Chivas. Así que teníamos fuerza en los dos sexos.
   “Después de estos años la velocidad general descendió considerablemente y muy pocos éxitos se alcanzaron en las lides internacionales, incluso perdimos terreno en el área centroamericana y del Caribe, donde éramos reyes.
“Ahora trabajamos para recuperar el tiempo perdido y en estos trascendentales momentos a través de este proyecto buscamos el talento bruto que sabemos existe en todo el país. 

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