¿Cuántos fueron los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes?
Ángel Luis Beltrán Calunga *
¿Cuántos fueron
los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes? A la
pregunta ha habido todo un conjunto de respuestas. Se ha dicho que fueron 165,
entre ambos escenarios, y en cuanto a las acciones en Santiago de Cuba, los
textos más antiguos hablan de 135 y 128, respectivamente.
Es obvio
recordar que para las acciones –entonces desconocidas por la mayoría- se
entrenaron unos 1 500 comprometidos, organizados en cerca de 150 células de la Generación del
Centenario de José Martí, pero por no contarse con suficientes armamentos, fue
preciso seleccionar a los más destacados tiradores.
Ya hace algún
tiempo fue posible dar una respuesta cabal, gracias a las investigaciones de
José Leiva Mestres, quien durante más de tres décadas entrevistó a asaltantes
e, incluso, ex miembros del Ejército de la tiranía, en aras de conocer quiénes
participaron en los diferentes lugares, luchadores muertos en combate y
asesinados.
A Santiago de
Cuba llegaron 128 comprometidos, mas fueron 129 con el santiaguero Renato
Guitart, quien desempeñó un decidido papel en el alojamiento de los jóvenes.
Después de
despegar de los lugares de estancia temporal, alquilados por Renato Guitart, en
la Villa Blanca,
granja para pollos (hoy Granjita Siboney), a 17 km de la ciudad santiaguera,
poco antes de la "hora cero", se acuartelaron 127, incluidas las dos
mujeres, Melba Hernández y Haydée Santamaría, porque Julio Trigo López, sufrió
un ataque de hemotisis, en el alojamiento de Celda No. 8, y Abel Santamaría,
segundo jefe del Movimiento, le dio la orden de regresar a La Habana. Fingió
retirarse, pero se quedó deambulando y guiado por los tiros, se sumó a la
lucha, en el Hospital Civil Saturnino Lora. Combatió fuerte, mas fue asesinado.
Emilio
Albentosa Chacón, albañil santiaguero, residente en la capital, antes de la
ubicación previa, invitó a Juan Almeida y a Moisés Maffut, a ir a casa de su
familia, en la calle Bayamo, cerca de Cuartel de Pardo, pero encontró a la
madre enferma, sus acompañantes le aconsejaron quedarse un rato más y luego
ellos lo pasarían a recoger, cosa que no sucedió.
En la otrora
Villa Blanca se produjeron ocho deserciones con el pretexto de que las armas
eran insuficientes. Los primeros fueron los cuatro componentes de la célula
estudiantil universitaria: Ángel Díaz Francisco, el jefe; Jesús Blanco Alba,
Carlos A. Meriele y Manuel Vázquez Tió.
Posteriormente,
Víctor Escalona Benítez expuso que su célula formada por seis, no participaría,
pero uno de ellos, Gerardo Sosa, a quien le decían Sosita por su mediana estatura
y poco peso corporal, dio un paso al frente y acompañó a Fidel en el ataque.
Orlando Cortés Gallardo y Eduardo Rodríguez Alemán, del mismo grupo, tampoco
aceptaron la decisión de su dirigente, y se acercaron a Fidel, a quien dijeron
que ellos no deseaban quedarse fuera.
Ya las armas
habían sido repartidas, y el Jefe de las acciones del 26 de Julio de l953, les
dijo que trataran de irse en lo primero que encontraran y que lo esperaran en
el Parque Céspedes.
Tras llegar a
la ciudad, allí fueron detenidos, golpeados y condenados tres años. Salieron
del mal llamado Presidio Modelo, tras la amnistía del 15 de mayo de 1955.
El último y
octavo desertor fue el telegrafista Manuel Lorenzo, quien tenía la misión de
poner a funcionar el trasmisor del Moncada, en caso de tomarse la fortaleza.
Fidel ordenó el
aislamiento de los desertores, a quienes dio instrucciones de no marcharse
hasta que la caravana de autos de los moncadistas se hubiera alejado
prudentemente.
En el Grito del
Moncada (tomo 2), Mario Mencía narra que ha poca distancia de la Granjita, el auto de
Boris Luis Santacoloma se ponchó y lo arrinconaron a la cuneta para tratar de
hacer el cambio de repuesto. Boris y Vicente Chávez subieron al carro de
Ernesto Tizol; Ulises Sarmiento y Gerardo Sosa, al de Oscar Alcalde, del cual
se bajaron Moisés Maffut y otro más. Así quedaron allí, en el pedraplén, Orbeín
Hernández, Manuel Suardíaz, Maffut y otro no identificado.
Sin atender la
orden de Fidel, Ángel Díaz, jefe del grupo de los estudiantes universitarios,
abandonó con éstos la
Villa Blanca inmediatamente y se insertaron en la caravana.
Lógicamente, el carro que adelantaron siguió tras ellos y solo se dieron cuenta
de la equivocación de la ruta, cuando estaban por Quintero, a la salida de la
ciudad. Regresaron, pero ya muy poco pudieron hacer.
En el carro
extraviado iban nueve hombres de la célula de Calabazar, orientada por Pedro
Trigo López. Los demás fueron Oscar Quintela Bonilla (chofer), René Bedia
Morales, Pedro Gerardo Gutiérrez Santos, Ernesto González, Florentino
Fernández, José Luis López, Julio Fernández y otro no identificado (luego
traidores los dos últimos). Se dividieron en dos grupos para escapar, cinco
quedaron en el automóvil. Estos detalles corresponden a testimonios de
asaltantes que aparecen en el libro de nuestra autoría, Después del asalto al
muro, editado por la
Editorial Oriente.
Por lo tanto el
grupo de la Granjita
sufrió 21 bajas: ocho desertores, cuatro sin transporte y los nueve
extraviados. Pasemos pues, al número de participantes en las acciones. En la Posta Tres del cuartel,
hubo 76 y no 78 como se ha publicado; en el Hospital Civil, 23 y no 24 como se
dijo; y n la altura del Palacio de Justicia, seis. Por lo tanto suman 105, en
las acciones del Moncada.
En Bayamo, para
el ataque al "Carlos Manuel de Céspedes", se contaba con 27 hombres,
pero los participantes fueron dos menos. Elio Rosete, el bayamés, era un hombre
clave. Se presentaría a la hora decisiva, en el cuartel, acompañado de Raúl
Martínez Ararás, jefe de aquella acción, y le diría a la posta que su
acompañante (también uniformado) necesitaba descansar allí para luego seguir
viaje hacia Santiago de Cuba, y se aprovecharía para desarmar a los vigilantes.
Pero Elio pidió
permiso, por la noche, para ir a su casa; y no regresó; hubo que variar el plan
de ataque. En fin allí, también fracasó el factor sorpresa.
Bien, ya
podemos responder la pregunta: los asaltantes físicos fueron 130; 105, en Santiago de Cuba, y 25, en Bayamo.
Pero,
lógicamente, la categoría de participantes la tienen siete de los nueve
extraviados en el carro de la célula de Pedro Trigo López; Emilio Albentosa
Chacón, a quien no fueron a buscar en casa de la madre; Orbeín Hernández,
Manuel Suardíaz y otro no identificado, tres de los cuatro que se quedaron sin
transporte, tras partir hacia la cita. Se exceptúa de ese grupo, Moisés Maffut,
quien después de los sucesos abandonó el país.
También, en la
lista de combatientes están Orlando Cortés Gallardo y Eduardo Rodríguez Alemán,
quienes eran de la célula de Víctor Escalona Benítez, mas decidieron
participar, y Fidel le dio la orden de esperarlo en el Parque Céspedes.
Por lo tanto a
la relación de asaltantes, se suman 13, más l30, son 143. En cuanto a los
muertos, esta correcta la cifra de 61, pero los investigaciones de Leiva
Mestres precisan que en combate cayeron seis y no siete como se publicó
posteriormente.
Los caídos
peleando: Guillermo Granados Lara, Renato Guitart Rosell, Pedro Marrero
Aizpurúa, Carmelo Noa Gil, Gildo Fleitas López y Flores Betancourt Rodríguez.
Los restantes 55 fueron asesinados.
Hace un buen
tiempo, en aras de tener detalles precisos, dimos las gracias a las licenciadas
Nancy Elliot Caballero, Modesta Coya, museólogas de la Granjita Siboney;
y Odalys Marqués, técnica de la
Oficina de Asuntos Históricos del Comité Provincial del
Partido, quienes atesoraron investigaciones de José Leiva Mestres. (Entonces
los mencionados ocupaban las responsabilidades señaladas).
* Periodista e investigador