jueves, 27 de junio de 2013

60 aniversario del Moncada


¿Cuántos fueron los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes?

Ángel Luis Beltrán Calunga *

¿Cuántos fueron los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes? A la pregunta ha habido todo un conjunto de respuestas. Se ha dicho que fueron 165, entre ambos escenarios, y en cuanto a las acciones en Santiago de Cuba, los textos más antiguos hablan de 135 y 128, respectivamente.
Es obvio recordar que para las acciones –entonces desconocidas por la mayoría- se entrenaron unos 1 500 comprometidos, organizados en cerca de 150 células de la Generación del Centenario de José Martí, pero por no contarse con suficientes armamentos, fue preciso seleccionar a los más destacados tiradores.
Ya hace algún tiempo fue posible dar una respuesta cabal, gracias a las investigaciones de José Leiva Mestres, quien durante más de tres décadas entrevistó a asaltantes e, incluso, ex miembros del Ejército de la tiranía, en aras de conocer quiénes participaron en los diferentes lugares, luchadores muertos en combate y asesinados.
A Santiago de Cuba llegaron 128 comprometidos, mas fueron 129 con el santiaguero Renato Guitart, quien desempeñó un decidido papel en el alojamiento de los jóvenes.
Después de despegar de los lugares de estancia temporal, alquilados por Renato Guitart, en la Villa Blanca, granja para pollos (hoy Granjita Siboney), a 17 km de la ciudad santiaguera, poco antes de la "hora cero", se acuartelaron 127, incluidas las dos mujeres, Melba Hernández y Haydée Santamaría, porque Julio Trigo López, sufrió un ataque de hemotisis, en el alojamiento de Celda No. 8, y Abel Santamaría, segundo jefe del Movimiento, le dio la orden de regresar a La Habana. Fingió retirarse, pero se quedó deambulando y guiado por los tiros, se sumó a la lucha, en el Hospital Civil Saturnino Lora. Combatió fuerte, mas fue asesinado.
Emilio Albentosa Chacón, albañil santiaguero, residente en la capital, antes de la ubicación previa, invitó a Juan Almeida y a Moisés Maffut, a ir a casa de su familia, en la calle Bayamo, cerca de Cuartel de Pardo, pero encontró a la madre enferma, sus acompañantes le aconsejaron quedarse un rato más y luego ellos lo pasarían a recoger, cosa que no sucedió.
En la otrora Villa Blanca se produjeron ocho deserciones con el pretexto de que las armas eran insuficientes. Los primeros fueron los cuatro componentes de la célula estudiantil universitaria: Ángel Díaz Francisco, el jefe; Jesús Blanco Alba, Carlos A. Meriele y Manuel Vázquez Tió.
Posteriormente, Víctor Escalona Benítez expuso que su célula formada por seis, no participaría, pero uno de ellos, Gerardo Sosa, a quien le decían Sosita por su mediana estatura y poco peso corporal, dio un paso al frente y acompañó a Fidel en el ataque. Orlando Cortés Gallardo y Eduardo Rodríguez Alemán, del mismo grupo, tampoco aceptaron la decisión de su dirigente, y se acercaron a Fidel, a quien dijeron que ellos no deseaban quedarse fuera.
Ya las armas habían sido repartidas, y el Jefe de las acciones del 26 de Julio de l953, les dijo que trataran de irse en lo primero que encontraran y que lo esperaran en el Parque Céspedes.
Tras llegar a la ciudad, allí fueron detenidos, golpeados y condenados tres años. Salieron del mal llamado Presidio Modelo, tras la amnistía del 15 de mayo de 1955.
El último y octavo desertor fue el telegrafista Manuel Lorenzo, quien tenía la misión de poner a funcionar el trasmisor del Moncada, en caso de tomarse la fortaleza.
Fidel ordenó el aislamiento de los desertores, a quienes dio instrucciones de no marcharse hasta que la caravana de autos de los moncadistas se hubiera alejado prudentemente.
En el Grito del Moncada (tomo 2), Mario Mencía narra que ha poca distancia de la Granjita, el auto de Boris Luis Santacoloma se ponchó y lo arrinconaron a la cuneta para tratar de hacer el cambio de repuesto. Boris y Vicente Chávez subieron al carro de Ernesto Tizol; Ulises Sarmiento y Gerardo Sosa, al de Oscar Alcalde, del cual se bajaron Moisés Maffut y otro más. Así quedaron allí, en el pedraplén, Orbeín Hernández, Manuel Suardíaz, Maffut y otro no identificado.
Sin atender la orden de Fidel, Ángel Díaz, jefe del grupo de los estudiantes universitarios, abandonó con éstos la Villa Blanca inmediatamente y se insertaron en la caravana. Lógicamente, el carro que adelantaron siguió tras ellos y solo se dieron cuenta de la equivocación de la ruta, cuando estaban por Quintero, a la salida de la ciudad. Regresaron, pero ya muy poco pudieron hacer.
En el carro extraviado iban nueve hombres de la célula de Calabazar, orientada por Pedro Trigo López. Los demás fueron Oscar Quintela Bonilla (chofer), René Bedia Morales, Pedro Gerardo Gutiérrez Santos, Ernesto González, Florentino Fernández, José Luis López, Julio Fernández y otro no identificado (luego traidores los dos últimos). Se dividieron en dos grupos para escapar, cinco quedaron en el automóvil. Estos detalles corresponden a testimonios de asaltantes que aparecen en el libro de nuestra autoría, Después del asalto al muro, editado por la Editorial Oriente.
Por lo tanto el grupo de la Granjita sufrió 21 bajas: ocho desertores, cuatro sin transporte y los nueve extraviados. Pasemos pues, al número de participantes en las acciones. En la Posta Tres del cuartel, hubo 76 y no 78 como se ha publicado; en el Hospital Civil, 23 y no 24 como se dijo; y n la altura del Palacio de Justicia, seis. Por lo tanto suman 105, en las acciones del Moncada.
En Bayamo, para el ataque al "Carlos Manuel de Céspedes", se contaba con 27 hombres, pero los participantes fueron dos menos. Elio Rosete, el bayamés, era un hombre clave. Se presentaría a la hora decisiva, en el cuartel, acompañado de Raúl Martínez Ararás, jefe de aquella acción, y le diría a la posta que su acompañante (también uniformado) necesitaba descansar allí para luego seguir viaje hacia Santiago de Cuba, y se aprovecharía para desarmar a los vigilantes.
Pero Elio pidió permiso, por la noche, para ir a su casa; y no regresó; hubo que variar el plan de ataque. En fin allí, también fracasó el factor sorpresa.
Bien, ya podemos responder la pregunta: los asaltantes físicos fueron 130; 105, en Santiago de Cuba, y 25, en Bayamo.
Pero, lógicamente, la categoría de participantes la tienen siete de los nueve extraviados en el carro de la célula de Pedro Trigo López; Emilio Albentosa Chacón, a quien no fueron a buscar en casa de la madre; Orbeín Hernández, Manuel Suardíaz y otro no identificado, tres de los cuatro que se quedaron sin transporte, tras partir hacia la cita. Se exceptúa de ese grupo, Moisés Maffut, quien después de los sucesos abandonó el país.
También, en la lista de combatientes están Orlando Cortés Gallardo y Eduardo Rodríguez Alemán, quienes eran de la célula de Víctor Escalona Benítez, mas decidieron participar, y Fidel le dio la orden de esperarlo en el Parque Céspedes.
Por lo tanto a la relación de asaltantes, se suman 13, más l30, son 143. En cuanto a los muertos, esta correcta la cifra de 61, pero los investigaciones de Leiva Mestres precisan que en combate cayeron seis y no siete como se publicó posteriormente.
Los caídos peleando: Guillermo Granados Lara, Renato Guitart Rosell, Pedro Marrero Aizpurúa, Carmelo Noa Gil, Gildo Fleitas López y Flores Betancourt Rodríguez. Los restantes 55 fueron asesinados.
Hace un buen tiempo, en aras de tener detalles precisos, dimos las gracias a las licenciadas Nancy Elliot Caballero, Modesta Coya, museólogas de la Granjita Siboney; y Odalys Marqués, técnica de la Oficina de Asuntos Históricos del Comité Provincial del Partido, quienes atesoraron investigaciones de José Leiva Mestres. (Entonces los mencionados ocupaban las responsabilidades señaladas).

* Periodista e investigador

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