viernes, 4 de noviembre de 2011

El reto de emprender una nueva empresa

     "TI MANGÓ"
 Así quisiera  titular este primer trabajo en esta página personal, en la cual persigo el objetivo de difundir y dar a conocer a todos los interesados de las cuestiones  de mi Cuba, y particularmente de mi querida y natal Santiago de Cuba, además de sus hospitalarios habitantes, pintoresca geografía y esencialmente el intenso quehacer cotidiano de sus hombres y mujeres en continuar adelante en la defensa de una causa justa que no escogimos por caprichos, sino por deuda histórica con figuras de la estirpe de José Martí, Antonio Maceo, Julio A. Mella, Frank País, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosques, entre otros.
    Timango, es un intrincado sitio enclavado en pleno corazón de la Sierra Maestra, a una altura aproximada de  500 metros sobre el nivel del mar donde la producción cafetalera es el principal renglón económico de esa zona habitada por humildes y abanegados campesinos quienes diariamente apuestan por la recuperación de ese cultivo.
     A esa abrupta región llegaron muchos hombres, quienes al calor de la entrega de tierra en usufructo se dedicaron de lleno a la reanimación de la producción cafetalera en lugares tan apartados como este en el municipio santiaguero de Tercer Frente, uno de los mayores productores del grano en el país.
    En la demarcación de Los Lajiales, en 1997, conocí a Radamés Hernández Mojena, un hombre de campo que retornó a Timangó para reverdecer 3,2 caballerías de café. en la finca nombrada La Libertad. Allí todos los conocieron como "Niño Baroco". Sus resultados favorables transformaron los campos y la economía personal de su familia. Fue uno de los primeros usufructuarios, pionero de de esta tarea que en la actualidad renace al calor de incrementar la producción de alimentos para el consumo de la población.
    A este campesino, o mejor dicho al "Niño de Timangó", quien hoy frisa los 70 años, y que a decir de quienes lo conocen y pregunto por él me dicen desanda por el poblado de Contramaestre, este modesto reconocimiento, el cual quisiera compartirlo con los miles de hombres y mujeres que acogidos al Decreto 259, relacionado con la entrega de tierra en usufructo, laboran diariamente por convertir a esa fuerza en un polo productivo.
    



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