martes, 21 de mayo de 2013

José Martí en el Pico Turquino




   
*Sexagésimo aniversario de una hazaña

 Por: Carlos Manuel Marchante Castellanos. Profesor de la Universidad de la Habana y especialista de la Fragua Martiana.

   
Cuando aquel mediodía del 21 de mayo de 1953, la escultora pinareña, Jilma Madera Valiente, en homenaje al centenario del natalicio del Maestro, izaba la enseña nacional a 1 974 metros sobre el nivel del mar y quedaba al descubierto el busto de José Martí en lo alto del Turquino, ni siquiera podía imaginar que la cima y las laderas de aquella escarpada prominencia se transformarían cuatro años más tarde en un baluarte de resistencia armada y en el primer frente de combate de nuestro pueblo contra la dictadura batistiana y tras el triunfo de la Revolución en un símbolo de la nación.
     Sin embargo, sesenta años después, la verdadera historia de cómo surgió la idea, quiénes participaron y cómo se realizó aquella proeza, resulta desconocida para la inmensa mayoría de nuestro pueblo.
    “… A la salida de una de las clases del Seminario Martiano, y en medio de esas charlas, que siempre son de grato solaz e íntima satis-facción para todo buen maestro, cuando ve cómo prende en sus alumnos el mensaje de su lección y, sobre todo, cuando de verdadero martianismo se trata, la conversación giró sobre el Centenario del natalicio del Apóstol de nuestras libertades. En la animada discusión inspirada en la más sincera veneración por el más grande y generoso de los cubanos, surge de pronto la palabra vivaz de una alumna del Curso de Introducción, pedagoga y tipo acabado de la cubana moderna, Emérita M. Segredo Carreño, que propone se emplace en el Pico Turquino, un busto de Martí. Con argumentos bien fundados y voz transida de emoción femenina declara cuántas veces ha pensado lo hermoso que sería y la alta significación simbólica que tendría que la efigie del máximo prócer de nuestra patria estuviera en la cumbre más alta de esta tierra por él tan amada y por la que ofrendó su excelsa vida, precisamente allá en el indómito Oriente”.2
    Aquella iniciativa de Emérita, presentada por el doctor Quesada el 9 de abril de 1952, a la Junta Directiva de la Asociación de Antiguos Alumnos del Seminario Martiano, con sede en la Fragua Martiana, daba lugar a un trascendental compromiso: Acuerdo No. 12: “Se aprueba en principio colocar un busto de Martí en el Pico Turquino, encargando al socio colaborador Roberto Pérez de Acevedo e Izquierdo, presidente del Instituto Cubano de Arqueología, para que rinda a la Comisión un informe técnico sobre el proyecto”.
    Cuatro meses después, quedaba aprobado el dictamen técnico y la propuesta de Acevedo para que el doctor Manuel Sánchez Silveira, destacado médico de Media Luna, fervoroso patriota, martiano y delegado del Instituto Cubano de Arqueología en la antigua provincia de Oriente, asumiera la dirección técnica. El viernes 19 de diciembre de ese mismo año, Quesada, Pérez de Acevedo y Manuel Sánchez Silveira, comenzaban a trazar la estrategia para coronar con el éxito la histórica misión. A la iniciativa martiana se adicionaba, desde aquella noche, un elemento imprescindible para materializar el anhelado sueño: el médico de Media Luna.
    A ellos se había sumado Jilma Madera Valiente, quien no solo se ofrecería para modelar el busto, sino para costear su fundición, elaborar un medallón del centenario para ayudar a recaudar fondos y solventar la adquisición de los uniformes que llevarían los expedicionarios seleccionados para su develamiento; varios miembros de la Asociación, y un grupo de anónimos trabajadores de Ocujal, encabezados por el manzanillero maestro de obras, Armando Torres Ortiz, quienes serían los encargados de remontar los materiales hacia la cumbre, construir el pedestal y subir y colocar el busto.
    Muchos fueron los escollos a vencer para lograr el noble propósito. Baste señalar entre ellos: la necesidad de solicitar permiso al marqués español, Álvaro Cano, quien había adquirido la propiedad del Turquino, para que les permitiera a patriotas cubanos colocar en su cima el busto del Maestro; la total indiferencia del régimen batistiano que a pesar de haber recaudado desde el mes de enero de 1953, mediante el Decreto Ley 421/51 “Homenaje del pueblo de Cuba a José Martí”, una millonaria contribución de la ciudadanía para estos festejos, jamás de-sembolsó un solo centavo para este proyecto, y finalmente, la de poner al descubierto y enfrentar en plena serranía, la presencia solapada de agentes del Servicio de Inteligencia Militar del Ejército, infiltrados entre los expedicionarios martianos, por sospechar que aquellos patriotas llevaban propósitos subversivos.

    Finalmente, el 19 de mayo de 1953, con una guardia de honor ante los restos del Apóstol en el monumento de Santa Ifigenia, se iniciaba la ruta expedicionaria y la escalada, que culminarían dos días después, con un acto solemne, en la cima del Turquino, donde quedaba develado el busto. Días antes se había integrado al grupo, una joven que dejaría en los exploradores una imborrable huella: Celia Sánchez Manduley, una de las hijas del doctor Silveira, quien más tarde se convertiría en la legendaria heroína de la Sierra.
    Hoy, en el sexagésimo aniversario de aquella hazaña, ascender la agreste montaña se ha convertido en una prueba de patriotismo, espíritu de sacrificio, y de resistencia de las nuevas generaciones de cubanos que de cara al sol y en lo alto del Turquino, escalan a lo más alto de Cuba, para ratificar ante su imagen inmortal, su juramento de fidelidad a la Patria, a la Revolución y a la causa del Socialismo.
(Tomado de Granma)

EL NIÑO LINARES ¿EL MEJOR?





   
De los mejores antesalistas que han pasado por las Series Nacionales, atendiendo al indicador Carreras Producidas (Anotadas más Impulsadas menos Cuadrangulares). Y como era de esperar, el Niño Linares no tiene problemas para anclar en la vanguardia.
   Jonronero de grandes averages, velocidad en las bases, poderoso brazo y guante hermético, el mejor Cinco Herramientas del evento doméstico saca ventaja decisiva sobre sus ilustrísimos perseguidores, a los cuales encabeza su contemporáneo Lázaro Vargas, de Industriales.
    Con mucho menos poder que el pinareño, Vargas se las ingenió para extraerle el máximo a cada momento de los juegos, hasta el punto de rebasar las 2000 producidas, una cifra verdaderamente impresionante.
    Detrás de ellos se ubica otro de los personajes con más fuerza en las muñecas que ha conocido esta pelota, el santiaguero Gabriel Pierre, luego viene el capitalino-matancero Eduardo Cárdenas, y entonces es el turno de un jugador en activo, el espirituano Yulieski Gourriel, que a la vuelta de unas siete campañas (inclusive rindiendo por debajo de sus niveles actuales) excederá la cota establecida por el mítico “10” vueltabajero.
    Otro que todavía calza los spikes, el pinero Michel Enríquez, marcha sexto en la fila, por delante del siempre recordado villaclareño Rafael Acebey y el cienfueguero Pedro José Rodríguez, el Cheíto de los bambinazos (literalmente) kilométricos.
Completan el top ten el capitalino Rudy Reyes, todavía en condiciones de aumentar su producción, y el prematuramente desaparecido camagüeyano Miguel Caldés, otro de los prodigios ofensivos aportados por esta posición al pasatiempo nacional.
   El gran pelotero cubano Omar Linares Izquierdo, conocido como “El Niño Linares”, uno de los grandes del béisbol cubano y mundial, con varios récords y poseedor de todas las marcas históricas en la Serie Nacional de Béisbol; doble Campeón Olímpico, Campeón Mundial, Centroamericano y Panamericano. Gloria del deporte cubano.
   Nació el 23 de octubre de 1968 en San Juan y Martínez, Pinar del Río, hijo de Francisca y Fidel Linares, la primera figura relevante que dio la pelota pinareña, y hermano de Juan Carlos Linares, otro destacado bateador.
   Hijo de deportista, a los nueve años ingresa en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), en la especialidad de Atletismo, en 60 metros planos y con vallas

Tomado de CUBADEBATE

viernes, 3 de mayo de 2013

AGRICULTURA SANTIAGUERA




                     UN SALTO HACIA LA PALABRA EMPEÑADA
 
                   LUIS SÁNCHEZ DEL TORO

      Los resultados de un buen primer trimestre marca un repunte de la agricultura santiaguera durante el presente año, no obstante transcurrir por una tensa y compleja etapa de recuperación de los daños ocasionados por el huracán Sandy, además de los efectos de una intensa sequía, que por espacio de cinco meses influyó en algunas ramas e indicadores de la producción de alimentos.
     En esa difícil etapa colmada de problemas objetivos y subjetivos se impuso la voluntad de los trabajadores agropecuarios y forestales, quienes por estos tiempos no solo hacen galas de esfuerzos y sacrificios, sino también de muchos deseos de hacer cosas buenas a favor de la satisfacción y elevación del nivel y calidad de vida del pueblo santiaguero.
     Baste decir, que una estrategia de trabajo bien planificada y un sistemático chequeo a los perentorios programas, ponen actualmente al sistema de la agricultura del territorio en condiciones favorables de superar los compromisos y retos trazados como saludo al 60. aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes, el próximo 26 de Julio.
       Para que se tenga una idea del arduo trabajo que por estos días se lleva a cabo, es auténtico exponer el trabajo en la rehabilitación del organopónico La República donde quedarán listas unas 22 hectáreas con modernos sistemas de riego y un personal calificado, entre otras ventajas, para la producción de hortalizas y vegetales.

    De igual manera, se incluyen la recuperación de las 152 casas de cultivos protegidos, el organopónico de San Juan, los viveros de frutales, flores y plantas medicinales, así como también el empuje decisivo que reciben las inversiones en las Empresas Agropecuarias Los Reynaldos y Laguna Blanca, en los municipios de Songo-La Maya y Contramaestre, respectivamente, para consolidarse como potentes polos productivos.
    Sin lugar a dudas, que son aportes significativos al empeño de aprovechar al máximo las tierras improductivas, con vistas a potenciar la oferta de alimentos a los mercados, priorizar la sustitución  de importaciones y contribuir al reclamo de establecer un estimado precio, a la mayoría de los productos, acorde con el salario promedio de los trabajadores.
   En ese sentido también son recurrentes los programas de siembra de yuca, malanga, ñame, plátano macho, maracuyá, ajonjolí, maní y cerezas, que se conjugan a empeños de marcar eficiencia en las cosechas de tamarindo, mango y zapote, entre otras frutas para su entrega a la industria.
   Es bueno destacar, que la estrategia dirigida a la siembra de los cultivos de ciclo corto mucho contribuye por estos días a palear las ausencias de otros denominados de ciclo largo muy demandados por la población. De lo que se trata ahora es de sellar todas las áreas para que en los próximos meses sean más efectivos en las producciones agropecuarias para la cocina de los santiagueros.

   Muchos ejemplos positivos afloran por estos tiempos, tales son los casos de la avicultura y porcino, que marcan la vanguardia en el sector durante el trimestre, sin menospreciar el aporte significativo en el impulso de las obras comprometidas con el 26 de Julio, esencialmente la construcción de viviendas afectadas por “Sandy”.
   El salto hacia la palabra empeñada eleva por estos tiempos la imagen de los hombres y mujeres del sector, protagonistas de las victorias futuras de cuanto queda por hacer en materia de producción de alimentos para el pueblo.

DON ARTURO:



UN HOMENAJE A LA RICA HERENCIA DEL RON CUBANO
LUIS SÁNCHEZ DEL TORO   
     La nave de añejamiento y tonelería “Don Arturo”, perteneciente a la Unidad Empresarial de Base (UEB) de la Corporación Cuba Ron S.A de la Ronera de Santiago de Cuba, quedó inaugurada en esta ciudad, durante una ceremonia solemne efectuada en la otrora fábrica de Ron Matusalén, en la ciudad de Santiago de Cuba.
    José Pablo Navarro Campa, Primer Maestro Ronero de la Corporación Cuba Ron S.A, destacó que con esta obra se rinde homenaje al Maestro Ronero Arturo García Núñez, quien desde muy temprana edad y como mensajero de la Compañía Bacardí, se convirtió con el tiempo en defensor y continuador de la herencia y cultura del ron cubano, especialmente en el santiaguero al cual puso alma, corazón y dedicación en la correcta conservación de los barriles con su ejemplar respeto y entrega al añejamiento de los rones y aguardientes.
     Manifestó además, que con ese acto de merecida justicia a Arturo García Núñez, nacido en 1938 en el poblado de El Cobre, los maestros roneros patentizan el eterno agradecimiento al hombre que hasta el último minuto de su vida defendió con inteligencia, carácter y trabajo el genuino Ron Cubano, junto al cual forjó además virtudes como la humildad y generosidad.
     Una tarja conmemorativa a la memoria del destacado maestro ronero, fue develada en la nave de añejamiento por Silvestre Amador y Silvina Sanz, ante la presencia de la ingeniera Liliana Mengana Orozco, directora general de la Ronera Santiago de Cuba de la Corporación Cuba Ron S.A, familiares, jubilados, y una representación del colectivo y directivos de la Ronera Santiago de Cuba, entre otros.
     Arturo García Núñez, se graduó como contador público en la Escuela de Comercio, en los quehaceres de desarrollar la industria ronera cubana, se desempeñó como ayudante, jefe de fabricación y producción en Ron Caney, además de participar en la ceración de nuevos productos y en tareas de programación de la producción, planificación y control.
  En todas esas múltiples tareas sobresale por su responsabilidad, profesionalidad, disciplina y elevada eficacia, que sirven como ejemplo para las actuales y futuras generaciones que como él  hicieron y hacen de la elaboración del ron un crisol donde además de forjarse carácter se crean virtudes como permanente expresión de la cultura cubana.