LUIS
SÁNCHEZ DEL TORO
Los resultados de un buen primer trimestre
marca un repunte de la agricultura santiaguera durante el presente año, no
obstante transcurrir por una tensa y compleja etapa de recuperación de los
daños ocasionados por el huracán Sandy, además de los efectos de una intensa
sequía, que por espacio de cinco meses influyó en algunas ramas e indicadores
de la producción de alimentos.
En esa difícil etapa colmada de problemas objetivos
y subjetivos se impuso la voluntad de los trabajadores agropecuarios y
forestales, quienes por estos tiempos no solo hacen galas de esfuerzos y
sacrificios, sino también de muchos deseos de hacer cosas buenas a favor de la
satisfacción y elevación del nivel y calidad de vida del pueblo santiaguero.
Baste decir, que una estrategia de trabajo
bien planificada y un sistemático chequeo a los perentorios programas, ponen
actualmente al sistema de la agricultura del territorio en condiciones
favorables de superar los compromisos y retos trazados como saludo al 60.
aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes, el
próximo 26 de Julio.
Para que se tenga una idea del arduo trabajo
que por estos días se lleva a cabo, es auténtico exponer el trabajo en la
rehabilitación del organopónico La República donde quedarán listas unas 22
hectáreas con modernos sistemas de riego y un personal calificado, entre otras
ventajas, para la producción de hortalizas y vegetales.
De igual manera, se incluyen la recuperación
de las 152 casas de cultivos protegidos, el organopónico de San Juan, los
viveros de frutales, flores y plantas medicinales, así como también el empuje
decisivo que reciben las inversiones en las Empresas Agropecuarias Los
Reynaldos y Laguna Blanca, en los municipios de Songo-La Maya y Contramaestre,
respectivamente, para consolidarse como potentes polos productivos.
Sin lugar a dudas, que son aportes
significativos al empeño de aprovechar al máximo las tierras improductivas, con
vistas a potenciar la oferta de alimentos a los mercados, priorizar la
sustitución de importaciones y
contribuir al reclamo de establecer un estimado precio, a la mayoría de los
productos, acorde con el salario promedio de los trabajadores.
En ese sentido también son recurrentes los
programas de siembra de yuca, malanga, ñame, plátano macho, maracuyá, ajonjolí,
maní y cerezas, que se conjugan a empeños de marcar eficiencia en las cosechas
de tamarindo, mango y zapote, entre otras frutas para su entrega a la industria.
Es bueno destacar, que la estrategia dirigida
a la siembra de los cultivos de ciclo corto mucho contribuye por estos días a
palear las ausencias de otros denominados de ciclo largo muy demandados por la
población. De lo que se trata ahora es de sellar todas las áreas para que en
los próximos meses sean más efectivos en las producciones agropecuarias para la
cocina de los santiagueros.
Muchos ejemplos positivos afloran por estos
tiempos, tales son los casos de la avicultura y porcino, que marcan la vanguardia
en el sector durante el trimestre, sin menospreciar el aporte significativo en
el impulso de las obras comprometidas con el 26 de Julio, esencialmente la
construcción de viviendas afectadas por “Sandy”.
El salto hacia la palabra empeñada eleva por
estos tiempos la imagen de los hombres y mujeres del sector, protagonistas de
las victorias futuras de cuanto queda por hacer en materia de producción de
alimentos para el pueblo.
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