Soy
como todo cubano, un admirador y aficionado al béisbol, un deporte que desde
niño practicamos en placeres y campos de nuestra natal ciudad de Santiago de
Cuba. De igual manera soy amante de la justicia, de los criterios que no somos
perfectos y por tanto tenemos más defectos que virtudes, de ahí que no estemos
exentos de errores.
Como periodista siempre tuve, desde un primer momento, la intención de
conversar con este hombre, cuajado de humildad, cualidades y respeto, de ahí,
que trajera a esta página la reproducción de una entrevista tomada de Granma,
la cual muestra el porque la comisión Nacional debe reconsiderar la sanción
impuesta al pelotero villaclareño Freddy Asiel Álvarez.
En
las gradas del Augusto
C. Sandino, de Villa Clara, parece un aficionado más apoyando a
los naranjas, aunque podía ser uno de esos millonarios, de haberse entregado a
los inescrupulosos cazatalentos que le han ofrecido hasta 60 millones de
dólares para que abandone a Cuba, a la pelota, a sus aficionados.
Sin
embargo, ahí estaba Freddy Asiel Álvarez el pasado martes, siguiendo cada
jugada del choque Villa Clara-Holguín, fiel a su pasión por la pelota, la cual
comparte con otras como la de la atención a su madre, esposa e hijos, los
caballos y Sierra Morena, “un pueblucho al que adoro”.
Se
considera con “un carácter un poco fuerte y no me gusta perder ni en las bolas.
¿Qué si soy violento? Para nada, yo no me fajo ni con una hormiga. Sí soy, como
les decía, un hombre que se da a respetar, sobre todo cuando estoy encima de la
lomita”, expresó.
—¿Pero lanzar tan
pegado puede ser considerado por el bateador como una provocación?
—Eso
es problema de quien piense así. Mi arma fundamental es la recta pegada.
Resulta muy fácil batear cuando se lanza del centro de home hacia afuera. Yo
uso esa herramienta para restar efectividad al bateador, no para asustar a
nadie. Cada quien hace su trabajo.
—¿Por esa razón has
dado tantos pelotazos?
—Según
las estadísticas soy el tercero de por vida, con un promedio de 12,36 por
serie, solo antecedido por Pedro Luis Lazo y Luis Miguel Rodríguez. Me parece
que he dado en mi vida 99 bolazos, lo cual se debe a mi forma de lanzar. Uno
nunca quisiera darle a nadie, pero los bateadores también hacen su trabajo, se
pegan al plato y ahí viene la posibilidad de golpearlos.
—A poco más de una
semana del incidente ocurrido en el partido ante Matanzas, ¿cuál es tu opinión
al respecto?
—Les
aseguro que yo no quería dar ningún pelotazo. La bola que le pegó a Santoya se
me escapó, y a Víctor Víctor, todo el mundo vio que fue un lanzamiento pegado
que apenas lo rozó. No había razón ninguna para que ese incidente ocurriera.
¿Por qué debió venir un jugador que ni siquiera estaba en el juego a golpearme?
Pudo haberme matado o a quien se le pusiera enfrente. Mira lo que le hizo a
Lunar.
Sobre
la sanción, creo que fue demasiado severa conmigo. Yo no fui el agresor, ni
lancé intencionalmente contra alguien. Fíjense si es así, que en la
notificación de la medida entregada esta semana se aplican, según las Reglas
Oficiales, los acápites 8.02 (inciso d) y 9.05, (inciso c).
El
primero expresa que si a juicio del árbitro se lanza una bola intencional hacia
el bateador, aquel puede expulsarte del juego o advertirte, y en ese caso no
ocurrió ninguna de las dos cosas. Y el segundo, el 9.05, dice que después de
recibir el informe del árbitro de que un jugador ha sido descalificado por
determinada actitud antideportiva, el presidente de la liga impondrá otras
penalidades. Pero es que tampoco
el ampaya reportó nada. Entonces, en virtud de qué se me sanciona.
—¿Qué lecciones has
sacado de los hechos ocurridos?
—Ante
todo, lamento mucho lo sucedido, creo que el pueblo no merecía este espectáculo
tan bochornoso. Hechos como ese no ayudan para nada al béisbol, y en lo que a
mí respecta, cuenten conmigo para impedir que se repitan sucesos similares.
—La afición de
Villa Clara y de toda Cuba, siente no tenerte en la lomita. Si prospera la
reclamación que ha hecho la dirección del INDER en tu provincia, qué podemos
esperar de Freddy Asiel?
—Estoy
entrenando con el equipo, como siempre, y listo para si la reclamación prospera
aportar todo lo que pueda para volver a ser campeones. Les aseguro que el
pueblo podrá ver a un Freddy Asiel crecido, mucho más lanzador y mejor persona
después de las lecciones de estos días.
Así
es este muchacho, que a los 15 años comenzó a representar los colores patrios,
el mismo para el que “nada material es comparable con el calor de mi familia,
el de los amigos, de esa gente que va al estadio a verme pitchear. Yo soy de
aquí, de mis niños, mi esposa, mamá Rosario y el cariño de Candita y La
Santiaguera, dos yegüitas que no cambio por nada”.
(Tomado de Granma)
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