José Martí
es el Apóstol de nuestra independencia, es una figura que todos los cubanos y
los latinoamericanos debemos conocer. Él fue un hombre muy preocupado por los
destinos de la América que había sido colonizada por los españoles, esa que hoy
conocemos como América Latina y él llamó Nuestra América.
¿Por qué la
llamó Nuestra América? Él decía que la América de habla hispana era una sola,
con muchas cosas en común entre nuestros pueblos y muy diferentes a la América
de habla inglesa, que era la otra América, con otros intereses, cultura y
costumbres.
A lo
largo de buena parte de su vida José Martí escribió mucho para los periódicos
de los países de América Latina: Argentina, Venezuela, México, etc. Y siempre
trató de enseñarles a los pueblos de esos países, cómo era la vida en los
Estados Unidos, de que forman vivían, sus preocupaciones por el dinero y la
falta de sentimientos elevados como la solidaridad, el desinterés
material, altruismo, la filantropía o la generosidad, como cualidades de
la sociedad.
Les
advirtió que en ese país había hombres poderosos que querían dominar a las
naciones de Latinoamérica y someterlas política y económicamente, así como
arrebatarle sus riquezas. En los social esta clase rica de esa nación, veía a
las sociedades de Nuestras América como inferiores, incapaces de trabajar para
desarrollarse e interesados solo por las diversiones y el placer.
Por
esta razón Martí abrazó la idea bolivariana de unir a todos los países de
América Latina en una sola nación para poder avanzar e impedir ser dominados
por el “norte revuelto y brutal que nos desprecia”, como el calificó a los Estados
Unidos.
En su
última carta al mexicano Manuel Mercado, el 18 de mayo de 1895, un día
antes de caer en combate, Martí le expresó a su amigo sus preocupaciones
políticas, por las intenciones del imperialismo yanqui para dominar a nuestros
países y le dice: “Cuanto hice hasta hoy y haré es para eso”…”viví en el
monstruo y le conozco su entrañas y mi honda es la de David”
Ese es
nuestro José Martí el hombre que no solo luchó por liberar a Cuba del
colonialismo español, sino para impedir que los norteamericanos dominaran a la
América Latina, esa que él quería próspera, feliz y unida y que hoy recoge su
honda para enfrenta al “Gigante de siete leguas”
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