viernes, 31 de agosto de 2012

La Alameda: el más grande y bello parque de mi ciudad


 
Joel Mourlt Mercaderes*
La Alameda de Santiago de Cuba es un verdadero privilegio que puede darse la visión de cualquiera de los miles de personas que concurren a este acogedor recinto de la ciudad, en busca de solazarse.
    El alma del concurrente a este gran parque-paseo santiaguero no halla fácilmente los límites al deleite, lo mismo si se recrea observando detenidamente este formidable ámbito, que si lo hace reparando en los escenarios que lo rodean…
   Bien mirada –como un complejo monumentario único-, la primera área estructural de la Alameda es un parque rectangular bastante extenso, que va de la calle General Lahera, en los líndes del muelle de Romero, donde comienza el gran almacén contiguo al edificio de la Aduana santiaguera. El espacio (de unos 300 m. de largo, de sur a norte, y de 50 a 60 m de ancho, de oeste a este) contiene: una zona de recreo infantil (con canales, cachumbambé y otros atractivos), seguida de una gran zona jardín -dividida en dos por el frontón y las canchas de baloncesto y voleibol del otrora Club Náutico (hoy restaurante homónimo especializado en pescados y mariscos)-, cuyos extremos occidentales son pequeños malecones, en el litoral de las tranquilas aguas del fondo de la bahía santiaguera, y a los que dan acceso amplias aceras.
   Desde los pocos y estratégicos bancos situados en los dos sitios, parecería vicioso contemplar el leve oleaje de esta parte de la rada santiaguera, cuya monotonía rompen los buques surtos en puerto, tanto como el ir y venir de pequeñas embarcaciones y los actos diligentes de numerosos grueros y estibadores, y el fondo de esa red de montañas (parte de la Sierra Maestra), que semejan una tenaza alrededor de la ciudad, pero que la preservan del efecto directo de los frecuente huracanes.
    Pero la Alameda es, sobre todo, el grande y oblongo parque central, separado de aquella área por una calle vehicular interior; ese paseo de unos 450 m de longitud por unos 40 de ancho, con sus dos espaciosos parterres laterales, a todo lo largo del parque, en los que añejos almendros dan sombra y frescor sobre los bancos que, cada cierto espacio, emergen de las dos verjas que limitan del ámbito de estar, la mayor parte de esos dos costados... Es, sí, ese recinto de piso amplio, hermoso, escaqueado, en cuyas zona central se levantan dos notables fuentes ornamentales, pobladas de peces y sirenas metálicos, y desde donde no solo se puede disfrutar del espectáculo marino, sino también, del embrujo urbanístico de la ciudad, con no pocos e impresionantes ejemplares de arquitectura colonial, de los portentosas calles y escalas cuales si se derramaran desde las alturas hacia la rada, y los seductores balcones naturales que tanto abundan…
    Desde 1833, en que el brigadier Juan de Moya, gobernador de la provincia, a la sazón, ordenó disecar las zonas pantanosas aledañas al puerto de la ciudad, y que dio lugar al surgimiento de la calle de María Cristina, en honor de la reina regente; pasando por la construcción, en 1840, de un extenso paseo –que iba desde Punta Blanca (hoy hospital militar Dr. Joaquín Castillo Duany) hasta el Campo de Maloja, al punto de las calles Los Maceo y Habana, donde ocho añosa después de erigió la Plaza de Toro, que tanto furor causó entre los santiagueros, la Alameda de Téllez, de Cristina, de Lorraine y la Michelsen, en honor al comerciante, benefactor y mecenas alemán Germán Michelsen, quien la remozó en 1893, y le dio alumbrado eléctrico en 1908, y más aún, desde que en 1927, en tiempo del polémico alcalde Desiderio Arnaz, se remozó totalmente y se le dotó de glorietas y arcos de triunfo extraordinarios, este parque-paseo de Santiago de Cuba adquirió enorme atractivo para propios y foráneos.

   En la década de 1950, el paseo fue sometido a una nueva reconstrucción, que dio una imagen más actualizada a este formidable y concurrido espacio de solaz; recinto de esparcimiento infantil, de cuitas de enamorados, de embrujados por los encantos de este sitio y de sus contornos; escenarios de singulares y multitudinarios actos políticos, religiosos, de otros signos sociales y de festejos populares tradicionales, la Alameda de Santiago de Cuba es, asimismo, un sitio donde los habitantes de la urbe han querido rendir especial homenaje a personalidades extranjeras que mucho la conmovieron, tales como: el capitán de navío Sir Lambton Lorraine, comandante de la fragata “Niobe”, que impidió prosiguieran los españoles las infames ejecuciones de expedicionarios y marinos del vapor Virginius, en noviembre de 1873; el citado filántropo germano Michelsen, y la señorita Burton, fundadora de la Cruz Roja Internacional, cuyos bustos prestigian ese populoso recinto; monumento emblemático de mi ciudad.
 *Periodista, investigador e historiador

POR UN SORBITO DE CAFÉ



LUIS SÁNCHEZ DEL TORO
   Cuando la tormenta tropical Isaac atravesaba el pasado fin de semana la región oriental del país, ya en la provincia de Santiago de Cuba, considerada la mayor productora de café, se recogían los primeros granos en los principales macizos cafetaleros con la finalidad de enfrentar una cosecha 2012-2013 superior.
   Cabe destacar que el paso del fenómeno meteorológico no ocasionó perdidas y acorde a las circunstancias se desplegaron todas las medidas organizativas para enfrentar ese momento, así como a una compleja cosecha la cual en el plano teórico planteaba a los especialistas, productores y el personal en general vinculado a esta actividad económica el reto de una disminución en casi un 15 por ciento, en relación con la precedente.
La organización y emplantillamiento de la fuerza recolectora, el estricto control de la maduración y el reforzamiento en la entrega de recursos materiales para enfrentar la campaña, entre otras acciones, fueron tenidos en cuenta y rigurosamente chequeados para que desde un primer momento no se perdiera un grano de café en las plantaciones.
Es bueno señalar, que todo ese conjunto de medidas favoreció a que el paso de "Isaac" por el territorio santiaguero garantizara una resuelta gestión que permitiera la recogida inmediata de alrededor de 20 000 latas de café maduras en el campo, evitándose de esa manera las pérdidas en ese importante cultivo, el cual requiere a partir de ahora un seguimiento sistemático después del anuncio de un decrecimiento productivo.
Los análisis preestimados de recogida de café en cada municipio indican, que en ninguno se crecerá, de ahí que esa complicada situación exija de mayor organización, esfuerzo, disciplina, control y exigencia que afirme ganar sobre la base de esas palabras planteadas anteriormente la batalla por la eficiencia, que demanda la cosecha cafetalera del 60. aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes.
En ese sentido, merece una atención diferenciada en cada macizo cafetalero santiaguero la fuerza interna, que ya en la pasada campaña con su incorporación consciente contribuyó cuantiosamente disminuir a los movilizados y estudiantes en las diferentes etapas del Plan la escuela al campo.
Reiteramos, que en los pobladores serranos hay un alto potencial para hacer otra buena cosecha este año, si tenemos en cuenta que no se prevén los anunciados "pico de maduración" los cuales ponen en tensión a toda la fuerza recolectora en la provincia.
Muchos comentarios ha originado el decrecimiento cuantitativo de esta campaña, en relación con la precedente, sin embargo a decir de los especialistas inciden problemas objetivos en ese retroceso, aún cuando se discute y trabaja a favor del impulso de un programa de recuperación cafetalera planteado hasta el 2015.
No cabe la menor duda que un ambicioso plan de siembra este año, ascendente alrededor de 2 600 hectáreas, en su mayoría dirigido a la renovación de viejos y agotados cafetales, complementado a un intenso período seco que mucho daño ocasionó a las plantaciones incurrieron en el desacierto de esta cosecha, de la cual muchos esperábamos más.
Consideramos, que ya es hora de eliminar los tradicionales presagios de productores y directivos de la rama, que siempre a una campaña buena le continua otra mala. Hoy por hoy, estamos apostando por el auge cafetalero en el país, el cual no tiene otra opción de elevarse hasta alcanzar los niveles productivos previstos con una mayor calidad y elevada eficiencia, tal como reclaman los Lineamientos Económicos y Sociales de la Revolución aprobados en el 6. Congreso del Partido.
Si bien desde el punto cuantitativo no se llegará a lo planificado, entonces la reflexión debe estar dirigida a buscar mayor calidad en la recogida y el resto de las operaciones industriales, sin descuidar el reforzamiento del control y la organización además del sistema de vigilancia para evitar el robo, desvío y acaparamiento del café en los municipios cafetaleros.
La cosecha en Santiago de Cuba, avanza en su desarrollo sobre la base de una vasta experiencia, mecanismos y orientaciones que la convertirán en superior. El reto planteado es

martes, 3 de julio de 2012

ORESTES KINDELÁN OLIVARES


“EL CAÑÓN DE DOS RÍOS”. CONSIDERADO EL MAYOR JONRONERO DE LA PELOTA CUBANA. El santiaguero, sin dudas, hubiera superado ampliamente la cota de 500 bambinazos de no haber integrado el nutrido contingente de los retirados prematuramente en esa epoca.

La labor desarrollada por Orestes Kindelán Olivares, el mejor cuarto bateador de las Series Nacionales en todos los tiempos, aun resplandece como un hecho trascendental.
Ese nombre lo escuché por vez primera en 1982, e inmediatamente recabé en la coincidencia eponímica entre ese fornido atleta juvenil de 6.1 pies de estatura y 94 kilogramos de músculos con dos grandes toleteros orientales de antaño: Hermés Kindelán y Gerardo Olivares.
Bastó la actuación del joven en el campeonato mundial de su categoría celebrado en Barquisimeto, Venezuela, en 1982, para que todos se percataran de que estábamos en presencia de un gran prospecto.
Allí, Kindelán estuvo rodeado de otras futuras estrellas de la pelota cubana como Lázaro Vargas, Javier Méndez, Antonio Pacheco, Juan Padilla y Armando Ferreiro, entre otros, y demostró -con la fuerza de sus muñecas- que estaba listo para un béisbol de elevado nivel.
Su ingreso expedito al clásico cubano mayor no se hizo esperar, y el número 10 del equipo santiaguero, nacido en la ciudad de Palma Soriano el primero de noviembre de 1964, fue colocado en la receptoría.
Desde un inicio, todos se percataron que esa no sería su posición definitiva, pues realmente con Juan Castro, todo un maestro detrás del plato, el muchacho no tendría muchas opciones para un futuro previsible.
Kindelán, no obstante se iba adaptando a las nuevas exigencias que el pitcheo contrario demandaba de él, y de su bate emanaban todas las conexiones habidas y por haber. Así, en la XII Serie Selectiva de 1986 rompió una marca considerada inaccesible: los 28 cuadrangulares de Pedro José “Cheito” Rodríguez, que el palmero elevó hasta 30.
A partir del inicio de dicha saga, la ávida afición santiaguera, que desde la partida del toletero camagüeyano Miguel Cuevas, allá en la VI Serie, no contaba con un jonronero tan consumado como Kindelán, le nombró el Tambor Mayor para destacar al jonronero por excelencia de la pelota cubana a partir de entonces.
Y fue tan fuera de serie el papel desplegado por este jugador, que junto con Antonio Pacheco, Agustín Lescaille, Evenecer Godínez, Gabriel Pierre, Luís Tissert, y otros más, hizo posible que el equipo Serranos pudiera coronarse campeón de las Series Selectivas en 1986 y 1987.
El Campeonato Mundial de Parma, Italia, en 1988, aquel decidido por Lourdes Gourriel con jonronazo ante la formación de los Estados Unidos, fue la confirmación de que Kindelán daría mucho de que hablar a lo largo de su derrotero, pues en ella comenzó a hilvanar su gran historia en esas confrontaciones, en calidad de bateador designado, con el número 46 a su espalda en eventos internacionales.
Igualmente, fue crucial la participación de Kindelán en la Serie Nacional 1988-89 para que Santiago se impusiera ante Industriales en aquella memorable serie de play-off concluida en un Guillermón Moncada lleno a toda capacidad.
Ese año, “el Kinde” ganó la Triple Corona de la pelota cubana, con marca de .402, producto de 66 imparables en 164 veces al rectángulo, archivó 24 cuatriesquinazos, y empujó 58 carreras.
En la serie post-temporada de dicha contienda- no podía ser menos-, el cinchete oriental se erigió como un adalid, ya que botó cuatro pelotas para la calle, anotó ocho veces, impulsó a nueve hombres, y recibió cuatro transferencias.
El palmero, cuyo decursar iba de más en más, no demoró mucho tiempo para que todos se percataran de que estaba predestinado a la inmortalidad. En ese ínterin, su traspaso a la custodia del jardín izquierdo, tanto de los conjuntos orientales- Santiago y Serranos-, como de la formación nacional, lo ayudó para, con menos responsabilidades sobre él, mostrarse a toda vela en cuanta contienda se presentó.
Llegó 1990, y junto con él, la campaña de ensueño del “Tambor Mayor” Orestes Kindelán. Esa fue la ocasión de una ocurrencia inédita. El mulato oriental se anexó la Triple Corona tanto en los Juegos Centroamericanos y del Caribe México y el Campeonato Mundial de Edmonton, Canadá, ambos eventos en 1990.
Sobre este último torneo, específicamente, vayan estos datos: El “Cañón del Central Dos Ríos” , apelativo que también lo acompañó en su carrera, terminó con .588 de average, botó seis pelotas, impulsó a 19 hombres hacia el plato, anotó 18 veces, y sus indiscutibles fueron 20.
Asimismo, el increíble slugging del oriental sumó un estratosférico .1 265 y no paró hasta recorrer 43 bases. Por si fuera poco, su labor en los encuentros decisivos contra los nicaragüenses en dicho torneo tuvo tintes espectaculares con sus jonronazos cruciales.
Inexplicablemente, y a pesar de que Kindelán fue el Hombre del Mundial , el Jugador Más Valioso de esa contienda resultó el tirador taipeyano Kuo Lee Chien.
Pero si todo ello no hubiese sido suficiente, el mocetón palmero se dio el gustazo de conectar el batazo más largo de todos los tiempos en el estadio Atlanta-Fulton County. Un estacazo ante el lanzador japonés Hideo Suzuki, que recorrió 521 pies, en el Primer Juego de las Estrellas, organizado por la Asociación Internacional de Béisbol.
Por supuesto, tras dicha actuación, a la que se sumó su labor en la Serie Nacional con .287 general (.313 en el play-off), incluido su liderazgo en bases por bolas con 58, así como el .347 en la Serie Selectiva, fueron su visto bueno para convertirse en el Atleta del Año del deporte cubano en 1990, junto a la corredora Ana Fidelia Quirot.
Sin querer recargar esta crónica con estadísticas enaltecedoras, que serían redundantes, es pertinente expresar que Kindelán, quien a pesar de su poder, aprendió a pararse en el plato para hacer contacto, sin buscar el jonrón, se convirtió en un científico del golpeo.
El “Tambor Mayor”, conectaba para todas las bandas y discernía muy bien los lanzamientos con pleno dominio de cuál era su zona; razón por la que fue un slugger poco común, porque era igualmente un hombre de altos promedios.
El cuadrangular 406 del toletero oriental, que rompió la marca nacional de Lázaro Junco (405), sobrevino el 13 de abril de 1997 ante el serpentinero de Metropolitano Valdimir Dueñas y desde entonces el guarismo 487 vuelacercas, con los que concluyó el Kinde , se yergue como una utopía para todo toletero cubano.
En confrontaciones foráneas, Kindelán produjo 21 cuatriesquinazos en seis Campeonatos Mundiales, 28 en siete Copas Internacionales, 14 en tres Juegos Olímpicos, 13 en cuatro Juegos Panamericanos y 18 en Juegos Centroamericanos y del Caribe para un total de 94.
Sus promedios ofensivos respectivos en cada una de esas lides, casi siempre con el protagonismo de ser el cuarto bate fueron: seis Mundiales (.356), siete Copas Intercontinentales (.396), tres Olimpiadas (.388), cuatro Juegos Panamericanos (.345) y cuatro Juegos Centroamericanos (.481).
Desde el punto de vista doméstico, el palmero estuvo siempre entre los punteros, lo cual le permitió militar en 11 conjuntos campeones cubanos: Santiago (1988-89, 1998-99, 1999-2000, 2000-2001), Serranos (1986, 1987, 1992), Orientales (1993 y 1995), y Orientales- Copa Revolución- (1996 y 1997).
Por supuesto, tantas realizaciones incluyeron dos mil 30 indiscutibles en seis mil 588 veces al rectángulo, impulsó mil 011 carreras, promedió .313, archivó slugging de .600, y desapareció 487 pelotas.
Se retira del deporte activo y juega en la Liga Japonesa de Béisbol, en la etapa 2002-2006, demostrando ser un gran slugger, patentizando que lo logrado en las series nacionales no fue casualidad donde quedó solo a 13 cuadrangulares de los 500. Al regresar a Cuba en el 2006 comenzó a trabajar de nuevo con el equipo de béisbol de Santiago de Cuba, siendo el entrenador de bateo. También ha participado con el equipo de béisbol de Cuba en Juegos Deportivos del ALBA y encuentros internacionales, participó en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, como parte del equipo Cuba que obtuvo la plata olímpica.
Se desempeña como entrenador de bateo del equipo de béisbol de Santiago de Cuba aunque también fue entrenador del equipo nacional que participó en los Juegos Olímpicos de Beijing en el 2008.

TRES DÉCADAS DE LA CASA DEL CARIBE


 *Recibe el reconocimiento del pueblo santiaguero
Escrito por Luis Sánchez del Toro   

La Casa del Caribe, ubicada en esta región suroriental de la Mayor de Las Antillas, recibió el homenaje y reconocimiento de las instituciones y organismos de la provincia, en ocasión de la celebración del 32 Festival de la Fiesta del Caribe, que a partir de hoy y hasta el próximo día nueve se celebra en esta ciudad.
La institución santiaguera, fundada  el 23 de junio de 1982,  es fruto de un reclamo que se hizo patente con la realización de los primeros Festivales dedicados a las artes y la cultura caribeña.  Su nacimiento muy ligado al teatro tiene como fundadores a figuras de la escena santiaguera como Rogelio Meneses y Fátima Patterson, así como al inolvidable Joel James Figarola, destacado intelectual que lideró aquella singular idea.
En esta ocasión, las máximas autoridades del Partido Comunista de Cuba y la Asamblea del Poder Popular en la provincia, extendieron una placa de reconocimiento a ese colectivo, que entre sus propósitos está la investigación de las culturas populares cuyos temas se definen de manera natural.
Entre los proyectos destacan los dedicados a la religiosidad popular de base africana como es el caso del vudú de origen haitiano, el espiritismo cruzado, la mortería, la regla de ocha o santería y la regla de palo. También se dedica espacio a la literatura oral, la artesanía y la poesía, destacó Orlando Vergés Martínez, director de la Casa.
De igual manera, extendieron reconocimientos a la institución la Dirección Provincial de Cultura, y el destacado escultor santiaguero Alberto Lescay Merencio.
En la actividad se hizo extensivo un saludo a los trabajadores y al Conservador de la Ciudad, Omar López, por su contribución decisiva en la restauración de la Casa del Caribe, la cual es una muestra del eclecticismo de la primera mitad del Siglo XX y cuyo primer objetivo fue satisfacer las necesidades de la burguesía radicada en el lujoso reparto de Vista Alegre.
Se encontraban presentes  en el acto, un destacado grupo de artistas e intelectuales de la cultura cubana, como  Luis Carbonell, reconocido como el acuarelista de la poesía antillana y el actor Raúl Pomares, entre otros.