jueves, 19 de mayo de 2016



PANCHÉ:  UN REY A LA DISTANCIA DE 100 AÑOS
LUIS SÁNCHEZ DEL TORO    Fotos: Jorge Luis Guibert García
En la comunidad de Hicacos, perteneciente al consejo popular de Sevilla, se hace habitual la presencia enérgica e irreparable de Francisco Estremera Durán, quien a pesar de llevar una centuria sobre sus espaldas, aún mantiene mucho dinamismo y deseos de seguir viviendo a la usanza de su estirpe de hombre de campo.

El pasado 2 de abril, este campesino de pura cepa, nacido en 1916 en la demarcación de la Constancia, en la pintoresca región de la Gran Piedra, festejó sus 100 años de vida en compañía de sus familiares más allegados, vecinos y algunos incautos que se asombraban de las energías desbordadas por Francisco a estas alturas del Siglo XXI.
Panché, como popularmente es conocido este centenario, goza todavía de un buen humor, expresividad  y mucha lucidez, que hacen amenos un animado dialogo por sus interesantes  relatos ligados con los padres, sus 21 hermanos – entre ellos dos de crianzas- su abuela Isabel y de su abuelo Benigno, este último un puertorriqueño que combatió en el Ejército Libertador bajo las órdenes del Mayor General Antonio Maceo Grajales.
Recuerda sus años de infancia en un humilde hogar de origen campesino, que lo obligó desde muy temprana edad a laborar la tierra, conocer el monte y desentrañar las riquezas de la naturaleza. “Yo era el cuarto de mis hermanos y eso me obligó a trabajar para ayudar al sustento de la familia y contribuir a lidiar la pobreza y otros problemas que sufríamos en carne propia la gente de la montaña y que eran necesarias erradicar.
“Por eso me incorporo a la lucha revolucionaria en la Sierra Maestra, como integrante de la Columna 9 “Enrique Hart” perteneciente al III Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monroy, dirigido por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, hasta licenciarme del Ejército Rebelde en la provincia de Camaguey  en 1962”.
Una nueva vida le ofrece el destino a Panché,  quien regresa a su terruño incorporándose a la Empresa Forestal Gran Piedra, dirigida por Mario García. “Allí, específicamente en la zona de La Favorita conseguí una gran crianza de pollos, en tanto me dedicaba en mis tiempos libres con una vieja escopeta a cazar jutías en las noches, y también encaramado en los árboles a los perros jíbaros que acechaban los animales domésticos”.
Muchos lo identifican como “El rey de la montaña”, según lo reconoció una edición del periódico Sierra Maestra; en esa oportunidad se hacía alusión a sus dotes de cazador de cocodrilo, a lo que Panché contestó jocosamente “cocodrilos, aquí en la Gran Piedra,  nunca los vi y tampoco los cogí, yo lo que acosé mucho fue a los perros jíbaros y a las jutías, fíjate que donde ponía el ojo también ponía la bala”.
La felicidad de este hombre se integra a su ejemplo personal, que le entregó a una familia muy unida, donde sobresalen sus 13 hijos, de ellos seis hembras, 49 nietos y 81 biznietos, además de sobrinos, primos,  etc. Con mucho orgullo habla de la formación revolucionaria de sus parientes, a la vez  que reconoce la longevidad de sus ascendientes, entre ellos su abuela y su mamá que fallecieron a los 106 y 105 años, respectivamente.
Manifiesta no ser partidario de las novelas y si muy seguidor de las Mesas Redondas y el Noticiero de la Televisión para que nadie le cuente nada. “Ahora mismo con la visita de Obama debemos de estar alertas, a los americanos los conozco bien ya que trabajé con ellos en las minas de Vinent, con solo 11 años, cuando te pagaban una tonelada del mineral en un peso, lo único que digo es lo que afirmó el Che … al imperialismo ni un tantico así.”
Su vida en la comunidad transcurre normal, manteniéndose como miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana. Del siglo consumado en su vida habla con satisfacción y manifiesta que al ritmo que va piensa sumar al menos cinco más a su almanaque, ya que como dijera el cantautor Silvio Rodríguez, a la distancia de 100 años resucita “El rey de la montaña”.

miércoles, 23 de marzo de 2016

ASERRADERO: UN PUNTO DE REVERENCIA




LUIS SÁNCHEZ DEL TORO       Foto: Miguel Rubiera (ACN)
Desde hace varias décadas Leoner Rodríguez Fernández, natural del municipio de Palma Soriano y desde 1980 aplatanado en el poblado costero de  Aserradero, consejo popular (CP) homónimo perteneciente al municipio Guamá de la provincia Santiago de Cuba, siente orgullo de dirigir los destinos de una pintoresca localidad muy ligada al desarrollo integral del Plan Turquino.
Este asentamiento, creado entre los años 1992 y 1993, a raíz del proceso de creación de los consejos populares y los órganos locales del Poder Popular está situado en la porción sur-occidental de Santiago de Cuba, a lo largo de una estrecha franja de 63.9 kilómetros cuadrados de superficie y una población de aproximadamente  de 3 888 habitantes.
Sus límites territoriales lo convierten en sitio privilegiado al compartir una porción del litoral del municipio de Guamá, e imbricarse entre el Mar Caribe y el relieve montañoso de la Sierra Maestra, de ahí que su anchura sea variable y las  pequeñas llanuras estén asociadas a  las numerosas playas utilizadas por muchos visitantes y los pobladores del lugar.
A decir de Leoner, en el territorio se localizan tres Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS), dos Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC) y una Unidad Empresarial de Base (UEB) Pecuaria, que garantizan la producciones de viandas, hortalizas, vegetales, frutales, granos y una ganadería, que tuvo momentos de esplendor antes del denominado Período Especial.
Hoy por hoy, la producción de alimentos es un reto para el Consejo, manifiesta su Presidente, quien reitera no se llegan  satisfacer plenamente las necesidades alimentarías de la población, particularmente la entrega de leche vacuna afectada por una intensa sequía y el deterioro de la masa ganadera del territorio.
Sin embargo, se labora arduamente ante esos retos y consolidan otros quehaceres vinculados a la cotidianeidad de los pobladores mediante el impulso de de diversos programas para favorecer el desarrollo económico, los servicios, la práctica del deporte, la educación, la cultura y la salud, que cuenta con una red de instalaciones compuesta por cinco consultorios médicos de la familia, un policlínico integral y una sala de rehabilitación.
En nuestro Consejo, afirma Leoner, existe cero mortalidad infantil y ya no tenemos que trasladarnos a Chivirico o a la ciudad de Santiago de Cuba, a unos 40 kilómetros de distancia para realizar diferentes trámites legales, o de compra de insumos agrícolas ya que tenemos un centro de comercialización agropecuaria del Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (GELMA).

En esa subsede de Aserradero, se localizan más de 30 productos, de gran aceptación entre los productores de Caletón Blanco, El Francés, Hicacal, Cojimar, Manolica, Paraíso, Boca de Dos Ríos y Cabagán, entre otras locaciones.
Por estos lares se atiende la vida de los pobladores, quienes también disfrutan de un mercado ideal, la casa de la cultura Dulce María Loynaz, el punto de venta de la CCS Emilio Bárcenas y el complejo de rodeo Aserradero, una institución con todas las condiciones para disfrutar de esa actividad recreativa y subutilizada en casi toda su totalidad.
Seguimos trabajando para declarar a nuestro Consejo de Referencia del Plan Turquino, dijo finalmente Leoner Rodríguez Fernández, quien ratificó avanzar en la consolidación de las conquistas revolucionaria de una zona inhóspita y olvidada antes de 1959.

SEGUNDO FRENTE




TIN TIN SIGUE SONANDO
LUIS SÁNCHEZ DEL TORO   
Cuando hace aproximadamente un año el campesino Eduardo Álvarez Chacón, un hombre de campo, sencillo, de poco hablar y de mucho trabajo, se decidió emprender la cría intensiva de patos para carne, no tuvo la menor duda que los marcados objetivos hacia el empeño de favorecer la producción de proteína animal estaba en correspondencia de brindarle mayores beneficios al pueblo.
En la finca 17 de Mayo, perteneciente a la Empresa Agroforestal Sierra Cristal, en el municipio de Segundo Frente, promovió esta iniciativa teniendo en cuenta que el pato pekinés es uno de los animales domésticos más útiles y versátiles, agradecido al vehemente cuidado, atención esmerada, considerándose su
cría como una actividad con perspectivas económicas, de empleo a los pobladores de la zona y como fuente alternativa de proteína animal de calidad al país.
Los meses iniciales del 2015, marcaron el inicio de esta compleja ocupación, exactamente en un sitio colindante con la carretera que conduce hacia Mícara militar. Allí, en una superficie de 0,2 hectáreas (ha), junto a otros cinco trabajadores -de ellos tres mujeres- desafía las ventajas que se tornan obvias cuando se reconoce en estas aves la capacidad de vivir en condiciones ambientales desfavorables, resistir enfermedades y parásitos y producir una carne excelente.   
Manifiesta este hombre, conocido popularmente en la zona como Tin Tin, que los resultados económicos del pasado año fueron muy favorables, al sobrepasarse todas las expectativas. En ese sentido sobresalió la ceba de unos 15 000 animales, que aportaron 375 000 pesos, mientras con mayores experiencias y consagración al trabajo se enfrascan en hacer del 2016 una etapa superior en todos los aspectos del trabajo.
Con solo un día de nacido llegaron al centro de cría desde la provincia de Las Tunas, a principios de febrero unos 3 848 patos, los cuales son atendidos en su engorde mediante el uso de una rústica tecnología acorde a la minimización de los costos y la obtención de utilidades. Cabe destacar que se comercializan a los dos meses y medio con un peso promedio entre las 4,5 y 5 libras.
El pasado año, dice Tin Tin,  los resultados económicos de la cría de patos redundaron en unos 600 pesos de salario promedio de los trabajadores, quienes además recibieron sus estimulaciones en divisas, así como una mejoría ostensible en su atención integral. Esos resultados van muy a tono con el cero mortalidad animal, garantía de la base alimentaria y sentido de pertenencia del colectivo.
Eride Mojena, Julia Hernández Ramírez y Mairiubis Castañeda, expresan su satisfacción de trabajar en esta compleja actividad, que reclama de muchos esfuerzos y sacrificios particularmente durante los primeros 15 a 20 días de vida de los patos. A decir de Tin Tin se llega a las cuatro de la mañana y se regresa a casa ya acaeciendo la tarde.
Pero en esta finca, también se proyecta el trabajo hacia otras fuentes de producción de carne, en este caso despunta la cría y reproducción de unos 123 ovejas y la influjo de una nave para la puesta en marcha de un convenio porcino con capacidad para 300 cerdos de ceba, a partir del mes de  abril.
Por el momento, Tin Tin sigue sonando al compás del croar de los patos y el empuje de su gente, que no deja de afirmar que el empleo de los recursos propios de la tierra aporta a la vida de los seres humanos.